NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Victoria reparadora y liberadora del Barça

Actualizado a

Por fin Montjuïc vivió un partido exaltante y pleno, con juego brioso y excelente, en noche de conexión feliz entre unas gradas llenas y el equipo. El Barça sacó lo mejor de sí mismo en motivación y juego de ataque, y aunque atrás dejó dudas porque João Cancelo permitió mucho por su costado, el balance de remates le fue muy favorable. El 3-1 final refleja el partido, al revés de lo que ocurrió con el 1-1 en el Maradona, donde ya debió ganar el Barça. Ahora está en octavos, liberado de la amenaza de una caída a estas alturas que hubiera ahondado su ruina económica y exagerado su desprestigio deportivo. Xavi vivió por fin una noche grande.

Si en el arranque fue decisivo el trío de pipiolos Cubarsí-Fermín-Yamal, el remate lo pusieron los veteranos Gundogan-Sergi Roberto-Lewandowski, cuya gran combinación cerró el partido con el tercer gol. Raphinha estuvo soberbio. Todo el equipo se vació, pero entre tanta excelencia destacó Cubarsí, imponente en todas las facetas en este examen tan severo, una noche europea con mucho en juego. Ganó todos los duelos, por arriba y por abajo, fue impecable en la colocación, se movió perfectamente en la línea para provocar el fuera de juego e inició ataques con desplazamientos largos y lúcidos. Un defensa tan joven y tan rebuenísimo es un raro prodigio.

Cuatro años llevaba el Barça ausente de los cuartos en la Champions. Ya está de vuelta y nadie le podrá mirar como un chollo en el bombo. A base de prueba y error Xavi ha ido dando con un equipo en el que, como era de temer, tampoco ha tenido sitio João Félix, reservado ayer para unos inútiles minutos finales. Pero lo importante de este partido es que el Barça se ha quitado la mufa, ha convencido a su gente, que esta vez subió a Montjuïc arrastrada por el raro instinto que mueve a las aficiones maduras, ha convencido a la prensa y se ha convencido a sí mismo. Fue una victoria reparadora, de las que suelen marcar un antes y un después.