Víctor Muñoz, un ‘esprint’ hacia un futuro ilusionante


Una bala
Las apariencias, a veces, no engañan. El estreno como titular de Víctor Muñoz (22 años) con Osasuna generó un impacto en la grada que apenas se recuerda. La ovación con la que fue despedido, después de una actuación más que notable, reafirma las condiciones de un futbolista con un porvenir importante. No era para menos. Víctor Muñoz certificó todas las cualidades que le abrieron la puerta del debut con el Madrid el pasado curso, afeado por esa caterva de insultadores que viven en las redes sociales tras la ocasión que falló en el Clásico de Montjuïc, y se alineó con las expectativas que pesan sobre su figura. Es un extremo vertical y osado, espectacular en sus maneras, con una velocidad punta destacadísima. En Primera RFEF, con la camiseta del Castilla, registró un pico de 37 km/h, y con Osasuna ya se ha acercado a los 36 km/h. Durante el pasado curso, fue el segundo jugador con más distancia recorrida a alta intensidad —más de 25 km/h— y en aceleraciones a alta velocidad en su competición, datos que constatan su capacidad para repetir esfuerzos. Con Víctor Muñoz el tiempo nunca se detiene. Gayà ya conoce de su viveza. El lateral del Valencia falló, sí, pero la velocidad del hoy jugador rojillo le terminó por sentenciar y provocar su expulsión. Víctor Muñoz está llamado a hacer grandes cosas en Osasuna y más allá.
El acierto y el error
Una irrupción similar, quizá todavía de mayor estruendo, ha tenido Santiago Mouriño (23 años) en el Villarreal. El defensa uruguayo ha caído de pie en el lateral derecho de Marcelino, con dos partidos mayúsculos ante Oviedo y Girona que ponen en clara cuestión la decisión del Atlético de desprenderse de él. Como mínimo, parece incomprensible. Como empezó a dejar ver en el Real Zaragoza y el Alavés, Mouriño domina todos los aspectos defensivos. Es agresivo en la marca, contundente en los duelos, se maneja con un buen posicionamiento y es capaz de aportar en la salida desde atrás. Todas esas virtudes quedaron ratificadas contra el equipo de Míchel, si es que a día de hoy el Girona merece esa acepción. Los números amparan esta sensación: 86 toques, 63 pases buenos de 64 intentados, 14 duelos ganados, siete recuperaciones... Y se permitió el lujo de asistir a Buchanan en el 2-0 con un desplazamiento en largo al espacio de categoría. Simplemente, estuvo extraordinario.
Cargo de líder
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En cuanto a resultados, el Betis no ha empezado mal la temporada. Cuatro puntos contra Elche y Alavés es un balance positivo si uno atiende, además, a la impresión general que dejaron sus partidos. La lesión de Isco supuso un golpe a la línea de flotación de los de Pellegrini, apremiado con encontrar soluciones creativas. Ahí aparece Giovani Lo Celso (29 años), cuya trayectoria no admite discusión pero al que ahora se le debe exigir todavía más. En la victoria ante los de Coudet, el argentino cumplió con su parte. No solo hizo el gol del triunfo, sino que se echó a su espalda la responsabilidad ofensiva del juego verdiblanco. Fue el futbolista con más intervenciones, pases en el último tercio, ocasiones creadas, remates y centros intentados. Y no pasó por alto su jerarquía en la arenga final cuando el encuentro llegaba a su fin. Lo Celso actuó de líder dentro y fuera del campo. El Betis necesita más que nunca de él.
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