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A base de perseverancia, Ceballos se ha ganado la confianza del míster. Incluso el canterano Álvaro Rodríguez aprovecha los minutos que le ofrecen. No puede decirse lo mismo de Hazard. Quien cobra el mayor sueldo de toda la plantilla madridista solo ha disputado 98 minutos en Liga. “Eden Hazard es el futbolista más vago que he visto en mi vida”, ha dicho su excompañero en el Chelsea, John Obi Mikel. Parece que no le gusta mucho entrenar.

“Inteligencia, dame el nombre exacto de las cosas”, pedía Juan Ramón Jiménez. El jugador que se precie de ser llamado con dicho nombre muestra un anhelo por encima de todo: jugar. El Fenerbahçe turco quiso incorporar a Hazard en el mercado de invierno, pagando una parte de su ficha. Pero el belga no parece experimentar la necesidad de sentirse futbolista. Utilizando una expresión castiza, cabe concluir que prefiere seguir en Madrid tomando “la sopa boba”.

Hazard costó 115 millones. Visto su rendimiento, ¿sería irrespetuoso afirmar que tal vez estemos ante el peor fichaje del Madrid en toda su historia? Algunos ámbitos del periodismo se atreven a hablar con franqueza. Hace un tiempo, un crítico de cine se despachó a gusto con la película de Paco LeónRainbow– y la calificó de “plúmbea”, es decir, pesada como el plomo: un tostón. Nos estamos olvidando de las virtudes de aquel dicho tan español: “Al pan, pan, y al vino, vino”.

A veces camuflamos el exceso de prudencia con eufemismos. La universidad, por ejemplo, donde debería prevalecer el juicio certero, es el reino del relativismo. Al pedante profe que va por ahí dando discursos ininteligibles como si fuera un genio se le califica de “complejo”. Quien no prepara las clases será defendido por algunos colegas porque está “desmotivado”.

Algunos se ganan a pulso que utilicemos con él toda la crudeza del lenguaje. Hazard está entre los diez futbolistas mejor pagados del mundo, se pasea en Lamborghini, pero no cumple en los entrenamientos ni en los partidos lo suficiente como para que Ancelotti pueda recurrir a él. Tampoco acepta rebajarse el sueldo en otro club, con tal de jugar. Entiendo que “la pela es la pela” y que el delantero no tiene la culpa de que le paguen tanto, pero sí merece que alguien le explique qué quiere decir la gente cuando expresa que hay personas que no tienen “vergüenza torera”.