Veranear en el FC Barcelona

Siempre he sentido debilidad por aquellos personajes que en momentos de máxima tensión mantienen la calma, son capaces de encenderse un buen cigarro cuando todo parece desmoronarse a su alrededor y que si tienen algo que decir en momentos de crisis, eso es una petición al camarero. Esa gente que, como se decía en los casinos de pueblo mientras se escrutaba a los recién llegados en canícula, “habían venido al mundo a veranear”. Personas a las que nada les pone nerviosos, aunque su inacción pueda poner nerviosos a los demás. Seguramente, Joan Laporta, Deco, Hansi Flick y algunos elementos más del club blaugrana son de esa especie. Ole por ellos.

Mientras el Barça sigue buscando un capitalista que cubra el boquete que ha dejado Libero, mientras el primer equipo tiene sólo 14 jugadores inscritos, mientras nadie sabe si se va a poder fichar, mientras nadie sabe si se van a tener que vender las joyas de la abuela (otra vez), mientras el estadio está en obras (y eso siempre deprime) y mientras los mejores valores del club son tentados por gente más rica y poderosa, los responsables del equipo mantienen una compostura diga de la orquesta del Titanic, que siguió tocando hasta que el barco se hundió. Deco cuelga sus fotos en las playas de Brasil, Flick en Formentera, el presi descansa. Pero no se engañen, todo está controlado.

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