Van der Poel es el corredor total

Mathieu van der Poel cruzó la meta de Glasgow con el maillot y el culotte rasgados, la espalda magullada, la rodilla izquierda sangrante, el agarre de una bota roto… El holandés se cayó a 16 kilómetros del final, cuando rodaba en solitario camino del maillot arcoíris, para poner una dosis de incertidumbre al oro. Por momentos nos sentimos como con aquel pinchazo de Abraham Olano en Duitama 1995. Pero, igual que entonces, ni siquiera el infortunio pudo frenar al más fuerte de un Mundial espectacular, de los mejores de los últimos tiempos. Al contrario, el accidente sirvió para aportar más épica a la carrera y al éxito de Van der Poel, que incluso aumentó su ventaja y cruzó la meta con 1:37 sobre Wout van Aert, su enemigo eterno. Detrás, Tadej Pogacar le ganó el bronce a Mads Pedersen ¡al esprint!

Fue una competición brutal, se mire como se mire. Y todo gracias a la actitud de los corredores. En un recorrido que no auguraba tantas alternativas y tantas diferencias, los gallos comenzaron a atacar, sin tregua, a falta de cien kilómetros. Evenepoel, Trentin, Van der Poel, Pedersen, Pogacar, Skjelmose, Bettiol, Van Aert… Todos abrieron gas en algún momento para romper la carrera en mil pedazos. El último golpe lo propinó el nieto de Poulidor, a 23 kilómetros, tras una valiente cabalgada de Bettiol en busca de recuperar el honor de Italia, la selección más laureada del campeonato.

Van der Poel aventajó a Van Aert, para reeditar una fotografía en el podio tantas veces repetidas en los Mundiales de ciclocross, la última vez este mismo año. El neerlandés ha hecho doblete en las dos especialidades en 2023, igual que estilaba su compatriota Marianne Vos. Pero, lo mejor de todo, es que perseguirá el triplete el próximo sábado en la disciplina de mountain bike. Mathieu es el ejemplo de corredor total, en una época dorada del ciclismo.