Una Supercopa con tareas pendientes
La cuarta edición de la nueva Supercopa de España, recuperada por la RFEF en 2020, acabó con el Barcelona levantando su tercer título y un puñado de evidencias de que la apuesta por las competiciones femeninas de fútbol sigue siendo tímida. Mientras Frías Acedo pitaba el inicio del choque en el José Fouto de Mérida a las 12:00 horas, RTVE emitía en su principal canal, La 1, la repetición del concurso ‘Todos contra 1′, estrenado el pasado jueves. Teledeporte, con apenas cinco minutos de previa, fue la opción elegida por la televisión pública.
Ya con el balón corriendo sobre el verde, otra prueba del largo camino que queda por hacer: Aitana ponía el 0-1 en el marcador tras recibir un pase de Geyse, que inició la jugada en fuera de juego. Las árbitras empezarán a recibir formación en el VAR en febrero. Huérfanos de su implementación, los partidos femeninos continúan viendo perjudicado su desarrollo con este tipo de recurrentes errores.
En Mérida hubo 6.339 personas presenciando el choque, cinco mil más que el año pasado en la controvertida edición celebrada en Las Rozas (1.123 espectadores). Y lo de que las futbolistas tuvieran que recoger sus propias medallas es mejor no comentarlo... Lo positivo, en el césped, es que la Real Sociedad plantó más cara que en 2020 (1-10) y que la estela y la apuesta total del Barcelona por el equipo femenino, marca el camino al resto. Así lo decía la propia Nerea Eizagirre: “Cada año estamos más cerca, ojalá algún día les podamos quitar algo”.