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Una llamada a la clase media

España se juega este viernes su continuidad en la Copa Davis ante la Serbia de Novak Djokovic. El peor rival en el peor momento. Tras la inapelable derrota ante la República Checa en la jornada inaugural, el panorama pinta oscuro. Sin Carlos Alcaraz, que se ha tomado un descanso tras el US Open, y sin Rafa Nadal, que se tomó un descanso más largo aún en busca de sí mismo, la Selección ha afrontado la fase de grupos con un equipo bastante novato en esta competición, encabezado por Alejandro Davidovich y Bernabé Zapata. También es debutante el capitán, David Ferrer, aunque su experiencia sí es amplia en la Davis, que ha ganado tres veces como jugador. La veteranía es un grado en este torneo. Por eso quizá se tire de Roberto Bautista, a pesar de que no pasa por su mejor momento. Rober es un buen ejemplo de las carencias que sufre hoy el tenis español: la ausencia de una clase media-alta capaz de liderar el equipo cuando no están los jefes. Con Bautista mermado y Pablo Carreño lesionado, falta ese estrato en Valencia.

Hay lo que hay. Davidovich es lo más parecido, un buen tenista que ha crecido mucho en el circuito ATP, pero le falta ese rodaje por equipos. En la Davis es mejor si tienes a Nadal, Alcaraz o Djokovic, pero se puede ganar también sin las mejores raquetas. Voy a viajar al precedente, ya lejano, de la Ensaladera de 2008, que España fue capaz de conquistar en Mar del Plata sin Rafa en sus filas, mientras que el rival sí contó con Juan Martín del Potro y David Nalbandián, dos figuras de la época. De aquel carro tiraron Feliciano López y Fernando Verdasco. También estaba por allí el propio David Ferrer. Tres competentes tenistas del siguiente escalón que se crecían con la camiseta española. El Ferru conoce la fórmula, porque la mamó desde dentro. Hay que elevar esa clase media. Y creer que se puede.