Una ilusión contra el ilusionismo
El FC Barcelona ha reaccionado de manera rápida a las enormes calabazas que Nico Williams ha dado a la directiva barcelonista y a los voceros habituales que desde hace meses daban por hecho el fichaje del extremo del Athletic aduciendo razones tan convincentes como que era muy amigo de Lamine Yamal y de Balde. Que Nico no haya aceptado la oferta del Barça, que por cierto al igual que la supuesta oferta al City por Bernardo Silva o al Bayern por Kimmich, o al Villarreal por Foyth, nunca llegó a producirse, se debe a un motivo: no veía claro ir al Barcelona. Es más, no veía nada claro salir ahora del club de su vida. Si al Real Madrid le ha costado siete años fichar a Mbappé, ¿cómo un Barça en precario iba a fichar a Nico?
A cambio, llega Dani Olmo. Extraordinario fichaje, que a diferencia de Nico, sí quería regresar a la que fue su casa. La casa de Nico es San Mamés, la de Dani, el Barça. Olmo es un jugador que rompió moldes desde bien joven. Decidió irse al Dinamo de Zagreb y ha crecido fuera, pero es cantera culé. Tenía la ilusión de regresar un día como futbolista consagrado a su equipo. El resto, era ilusionismo para comprar voluntades.