Una Eurocopa perfecta
La religión
El fútbol es la única religión verdadera, real, ya que sus dioses existen y podemos verlos y tocarlos. Pero ahí termina lo científico, aunque nos empeñemos en medir los kilómetros que recorren en el campo nuestros héroes. El territorio de este maravilloso e inexplicable juego es el corazón y sus sentimientos, no la razón. De ahí que conviva bien con la hipérbole. Le explico esto, querido lector, para que no confunda el título de este artículo con una exageración. No lo es. La Selección española de fútbol ha hecho una Eurocopa perfecta. Así de simple y de difícil. Quede aquí este humilde reconocimiento a un grupo excelente de futbolistas, técnicos y demás personal de la RFEF, que durante un mes nos han hecho felices. Los motivos para justificar el éxito perfecto en Alemania 2024 son variados. Basta con destacar que España ha derrotado sin despeinarse mucho a cuatro campeones del mundo (Italia, Alemania, Francia e Inglaterra) y que no hay otro país que tenga cuatro títulos continentales . Pero hay más.
El seleccionador
Luis de la Fuente es un obrero del fútbol. Como jugador o como entrenador, nunca hasta ahora con el brillo de los focos sobre él, sus logros a lo largo de 40 años remiten al esfuerzo, la discreción, el cuidado del grupo, el respeto y la empatía, todo ello regado de sentido común. No es fácil reunir tanta virtud, ser fiel a un estilo y obtener lo máximo de él. Es un buen profesional, de los de toda la vida, con el ego justo para que con él los futbolistas crezcan. Se equivoca, claro, no gusta a todo el mundo y algún día será cesado si los resultados no le acompañan, pero en esto todos los entrenadores son iguales. Bravo por De la Fuente.
El grupo
De la Fuente está al frente de la selección absoluta porque antes bregó en las categorías inferiores, con las que consiguió el título europeo Sub-19 y Sub-21, además de la plata olímpica de Tokio y el oro de unos Juegos Mediterráneos. Ya como seleccionador absoluto demostró que sabe aspirar a todo, con un triunfo en la Nations League. De aquellos éxitos ha llegado el de ahora, ya que los actores son los mismos: Unai Simón, Mikel Merino, Rodrigo, Oyarzabal, Fabián, Olmo… Nico Williams y Lamine Yamal, el caviar del pastel, son, por así decirlo, nuevos en la familia. El club De la Fuente ha traído otras cosas buenas, como abrir la selección a clubes y jugadores que no necesitan ser del Madrid o del Barça. Relaño llama a esa vieja practica con los grandes “engorilamiento”, ya que son clubes avasalladores sobre el campo y en las noticias. Pero resulta que no sabíamos –nosotros, no el seleccionador—que fuera del Bernabéu y el Camp Nou hay talento de sobra.
El estilo
Así como en la lidia hay plazas toristas o toreristas, en función de que la adoración vaya al toro (Madrid) o al torero (Sevilla), en el fútbol están los que defienden el estilo por encima del triunfo y los que consideran que solo la victoria importa. En el fondo es un debate absurdo, ya que ganar, y ganar mucho a ser posible, también es un estilo. Pero, oh milagro, la discusión no ha tocado a la Selección en sus siete victoriosos partidos que ha jugado en la Eurocopa (algo que solo hizo Francia, en 1984). En parte, porque La Roja ha ganado con estilo. Y en parte porque cuesta ver a De la Fuente enredado en estas polémicas. No le pega. Lo que sí hemos visto, y eso es tener mucho estilo, es una variedad de registros impresionante en el equipo español. Cuando se ha atacado se ha atacado bien, abriendo el campo, encontrando caminos, culminando las jugadas y generando muchas ocasiones ante defensas aguerridas. Cuando se ha defendido, se ha hecho con solvencia e inteligencia, sin precipitación, neutralizando malos ratos en los que (Francia por ejemplo) nos apretaron con cuatro o cinco delanteros de la talla de Mbappé, Griezmann, Giroud o Dembelé. Y cuando hizo falta talento individual, Lamine Yamal, Nico Williams, Olmo o Merino dieron un paso al frente. U Oyarzabal, en la final. Estilazo.
La afición
El resultado de todo lo reseñado es que La Roja ha vuelto. Al menos en los corazones de los aficionados españoles y en la admiración del resto del mundo. Los datos de seguimiento de las retransmisiones en TVE han sido, a la espera de los datos de la final, espectaculares, con minutos de oro de 14 millones de telespectadores y cuotas de pantalla superiores al 70%. La mayoría eran hombres, pero el alcance en las mujeres no ha sido poca cosa, por no hablar de los más jóvenes (88,3% entre 13 y 24 años). Por territorios, Baleares, Cataluña y País Vasco fueron, por este orden, donde más cuota de pantalla tuvo la Selección. Interesante ¿no?
Un milagro
El fútbol es la religión verdadera, decía al inicio de este artículo. Y como tal nos ofrece milagros. Milagro, y de los buenos, es que un país rico como España, en pleno y absurdo debate sobre el acogimiento de menores no acompañados, disfrute de los jugadores más maravillosos de la Eurocopa de Alemania, Nico Williams y Lamine Yamal ( con permiso de Rodrigo), fruto ambos de la inmigración. Nadie les ha hecho sombra. Y esto tampoco es una exageración.
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