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Un reconocimiento más que merecido

La Real Sociedad despide temporada en el Reale Arena sin nada en juego. Aceleró la semana pasada para evitar apuros de última hora, con sus victorias enormes contra el Valencia y el Real Betis, y cerró de manera brillante su quinta clasificación para jugar competición europea. Un hito en la historia del club donostiarra, la demostración de que Imanol Alguacil le ha cogido el guante a la intención de su presidente, Jokin Aperribay, de convertir en recurrente las clasificaciones continentales de los txuri-urdin.

Más no se le puede pedir al entrenador oriotarra, por mucho que haya quien todavía no valora en su justa medida lo que está consiguiendo. Lo que está logrando quedará ahí para siempre, y no será fácil para el siguiente igualarlo. Así que Imanol se merece el reconocimiento de toda la parroquia guipuzcoana este sábado. Que sienta el calor de su gente, que note que valoran lo que está haciendo y que le den más razones para renovar su contrato más allá de 2025.

Y lo mismo debemos decir de Mikel Merino. Con su cuerpo fatigado como nunca y golpeado como siempre, ha sacado fuerzas de flaqueza de donde no parecía tenerlas para firmar dos últimos partidos tremendos y ser clave en la clasificación para la Europa League de la Real. El ‘Conde’ se ha ganado el derecho a decidir su futuro y que todos le respetemos. Pero, por favor, Mikel, no te hagas de rogar más y quédate. Todo esto no será lo mismo sin ti. El navarro merece el aplauso de toda la parroquia txuri-urdin, igual que el resto de sus compañeros, porque entre todos han hecho algo gigante, algo que tiene muchísimo mérito.

El club ha actuado bien organizando una pequeña fiesta tras el partido para celebrar la clasificación europea. Porque hay que celebrarla, y hay que agradecerles. Y a los que se van, que me temo serán unos cuantos, aplaudirles por haberse dejado la piel por la Real, con más o menos fortuna. Y no estoy de acuerdo con eso de que no se juega nada la Real esta última jornada. Se juega mucho más de lo que se piensan. Nada clasificatorio, pero sí anímico. Con las pocas alegrías que se han llevado este año los aficionados en su casa, no estaría nada mal terminar el curso con una victoria que le otorgue un buen alegrón final a su parroquia y que de alguna forma le sirva para redimirse algo de los bastantes sinsabores que han sufrido. Y porque, como dice Imanol, siempre que juega la Real, hay algo en juego. Pues eso. A poner la guinda al precioso pastel que nos han regalado estos jugadores.

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