Un magnífico competidor

Los deportistas de élite deben reunir dos cualidades imprescindibles: un físico apto para su disciplina y la capacidad de sacrificio para trabajarlo, más en el caso de que se dedique a una especialidad técnica. Asier Martínez atesora las dos habilidades, a las que suma una tercera facultad que le catapulta a los grandes resultados: es un magnífico competidor. Con físico y con trabajo tienes mucho terreno ganado, pero luego hay que dominar los escenarios, sacar el máximo rendimiento en el momento justo. Asier es un ejemplo. El vallista llegó a los Mundiales de Eugene con la 28ª marca de los participantes, 13.29, pero sin complejos. “No me asusta lo que haya corrido el resto”, dijo a AS en una entrevista previa. Con ese espíritu, Martínez ganó su serie, acabó segundo en su semifinal, y tercero en la final con su mejor registro personal: 13.17. ¡Bronce! Por el camino se fueron quedando Roberts, Allen, Parchment… por caídas, lesiones y descalificaciones. Cuestión de suerte, dirán algunos. Pero ‘la buena suerte’ se trabaja. Les recomiendo, en este sentido, el libro de Álex Rovira con ese título.

Asier exhibe una técnica pulida, que le evita ensuciar sus actuaciones. Y ha llevado una planificación precisa para brillar en Eugene y en los Europeos de Múnich, en julio y en agosto. Su currículo es una progresión permanente. En 2021: cuarto en los Europeos indoor de Torun, oro continental Sub-23 y sexto en los Juegos de Tokio. En 2022: cuarto en los Mundiales indoor de Belgrado y este maravilloso bronce en Estados Unidos, en una de las cunas del atletismo. A sus 22 años, este navarro no conoce sus límites en una prueba de amplia tradición en España, que nos evoca los duelos de Javier Moracho y Carlos Sala en los años 80, y los recientes podios de Orlando Ortega, que si bien nació y se formó en Cuba, también ha dejado su referente en el país. Asier tiene escuela. Y todo lo demás.