Un lobo que no teme al Cholo


Hubo un tiempo, no hace mucho, en que mirar el calendario y ver al Getafe era para el Atlético sinónimo de jornada plácida. Durante más de una década, este derbi fue una estadística anómala, un monólogo rojiblanco donde el equipo azulón ejercía de víctima propiciatoria. Ni un gol, ni una victoria, ni un susto. Pero el fútbol, como la vida, es cíclico, y en el Coliseum se ha decretado el fin de la sumisión. Esta tarde, el Atlético no viaja a casa de una víctima, sino a la guarida de un lobo feroz. La narrativa cambió la temporada pasada. Tras 13 años de dominio psicológico del Cholo, los de Bordalás probaron la sangre. Aquella victoria no fueron solo tres puntos; fue un puñetazo en la mesa, la demostración de que el Getafe podía morder y mirar a los ojos al gigante. Se rompió el hechizo y, con él, el miedo.
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El Coliseum se ha convertido en una trinchera de hormigón armado. Que le pregunten al Real Madrid. Es el único que ha logrado profanar el templo azulón esta temporada, y necesitó de la épica, del escudo y, sobre todo, de un Getafe con nueve jugadores. Incluso en esa inferioridad numérica, el equipo de Bordalás cayó de pie, compitiendo con una dignidad que rozó la heroicidad. Por eso, lo de hoy se antoja como una visita al dentista. Una de esas citas donde sabes que vas a sufrir, que te van a tocar el nervio sin anestesia. El Getafe ya no regala nada, ha afilado los colmillos y no entiende de complejos históricos.
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