Un Clásico para empezar
La temporada española de baloncesto 2024-25 arranca este sábado con el mejor partido posible: un Clásico. No hay mayor morbo, ni mayor rivalidad sobre una cancha. Será el primero de varios: un mínimo de cinco y un máximo de 16, según los cruces y los avatares de las cuatro competiciones en las que coinciden. El pasado curso se quedaron en nueve, con un balance nítidamente dominante para los blancos, 7-2, que además levantaron dos títulos por ninguno de sus eternos rivales. El primero de esta nueva estación se produce en las semifinales de la Supercopa, igual que ocurrió entonces. El Real Madrid doblegó en esa ocasión al Barcelona y en la final al Unicaja. El Madrid parte de nuevo como favorito para este duelo inaugural, al menos si atendemos a la tendencia y al palmarés. El equipo blanco encadena seis coronas consecutivas, mientras que el azulgrana no alza este trofeo desde 2015. Entre medias se colaron el Valencia, en 2017, y el Gran Canaria, en 2016.
A Joan Peñarroya le ha sorprendido el dato, parece mucho tiempo para que un coloso del baloncesto continental no se haya erigido supercampeón, a pesar de sus profundos altibajos. El nuevo técnico culé llega a su debut sin vivencias previas en Clásicos, pero alguno tiene que ser el primero. No ha pasado tanto tiempo desde que Chus Mateo se estrenó en esas lides y ya suma 18 duelos contra el Barça al frente del banquillo madridista, que ascienden a 22 si añadimos en los que suplió a Pablo Laso por baja médica, con 13-9 de balance a su favor. La experiencia y los precedentes tienen su peso, claro, pero en un choque de máxima rivalidad todo es posible. Ya lo dice Peñarroya: “Hoy es un partido nuevo”. Un Clásico siempre es un Clásico. Que se alce el telón.
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