Tras el asado, Lewandowski
Examen. Joan Laporta se juega este verano mucha parte de la credibilidad de su segundo mandato. Después de asegurar que sólo necesitaba un asado para renovar a Messi, y luego la cosa terminó como terminó, le pidió a Lewandowski a través de su representante y amigo, Pini Zahavi, que diese un paso al frente y mostrase públicamente su intención de marcharse del Bayern. Laporta le susurró a Zahavi que si lo hacía, no dejaría tirado al polaco. Ahora ya desliza que la oferta del Barça no pasará de los 40 millones. Un precio que, a la distancia, resulta razonable porque The Best termina contrato en 2023 y cumplirá 34 años este verano. Pero eso no es lo que piensa el Bayern, que igual ni contesta a esa propuesta. Si después de Messi, también se queda a medias con Lewandowski, va a ser difícil que se explique.
La lista. Laporta también deslizó que tendrá 200 millones de euros para fichar. Se supone que en esa cantidad entra el ingreso de la venta de Frenkie de Jong que, por cierto, está causando alguna interferencia entre Alemany y Cruyff, que han utilizado interlocutores distintos en la negociación con el Manchester United. Una relación a seguir, ésta entre Mateu y Jordi, con Xavi en medio. Laporta también tiene a Deco enredando con Raphinha, pero lo que a día de hoy está en la mesa del Leeds es una oferta de 62 millones, contantes y sonantes, del Chelsea. Lo de Bernardo Silva y Koundé sigue pareciendo el sueño de una noche de verano, pero el Barça lo alimenta. Es de imaginar que con motivos...
Dialéctica. Para algunos, Laporta sigue siendo un generador de ilusiones único con un fenomenal poder de fascinación, y un manejador excepcional de situaciones límite que ha mandado con toda la intención del mundo esa bomba con detonación controlada de los 40 millones para ver cómo respira el Bayern. Tiene fe en que los alemanes, al fin, se volverán pragmáticos. Pero habrá que ver la respuesta desde Múnich si las cosas se ponen feas y Lewandowski se declara en rebeldía. Para Laporta, perder esta partida sería catastrófico. Sería desnudarse ante los socios por segunda vez. Un generador de ilusiones convertido en productor de desencantos.