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Suplentes muy suplentes

Uno podría decir que no compitió el Real Valladolid como para quedar apeado en la segunda eliminatoria de la Copa del Rey, y quizás hasta cierto punto no le falte razón: no fue así... durante los primeros 45 minutos, y con matices. En estos tuvo el balón e incluso hizo como que amenazaba al Espanyol, aunque dio la sensación de que vivía demasiado plácida la defensa perica, que recibió un par de ocasiones, pero nada más, ni en cadencia ni en calidad. Sucede que eso, competir, lleva intrínseco un dominio de las áreas que brilló por su ausencia y que dejó a más de uno en mal lugar.

Entre ellos estuvo el único titular que repetía, Escudero, que erró al ir a interceptar en la jugada del segundo gol, pero, sobre todo, a la gran mayoría de suplentes, que hicieron gala de su condición. Ni uno solo se reivindicó, y eso que el Espanyol parecía afrontar el partido con la misma pereza que se veía en algún blanquivioleta. John, Gustavo Henrique, Malsa o Meseguer estuvieron lejos de reclamar un mayor protagonismo, Joni Montiel no estuvo a la altura de sus declaraciones y Tunde y Cédric, quienes más peligro crearon, no bastaron para ver portería.

Pero después del error que cometió Escudero y del absurdo regalo de Malsa estaba lo peor por venir, y es que el Real Valladolid fue plano en el segundo tiempo, estuvo apático, como si no quisiera ni dar la sensación de querer ir a por el partido. Le bastó al Espanyol durante muchos minutos con estar ordenadito, porque hasta la entrada del debutante Salazar y hasta su gol de rebote talmente parecía que los blanquivioletas (los de dentro del campo, pero también desde el banquillo) no creyeron que volver a meterse en el partido era una posibilidad. La sentencia, en una contra de un envío al área en el que John subió al remate, evidenció que el portero, además de ser extravagante, por no tener no tiene ni suerte.

Seguramente no haya que rasgarse las vestiduras por la eliminación, aunque duele que nunca la oportunidad que tienen otros de brillar en Copa del Rey pase por Zorrilla. Por lo que cabe hacerlo más es por la expulsión evitable de Kenedy, diga lo que diga Pezzolano, con el partido finiquitado, y porque la planificación deficiente vaya a mermar el ataque en lo que queda de año. Con Sylla probablemente de baja durante el próximo mes, pendientes aún de que se recupere Marcos André y con un Cédric que necesita un rodaje mayor que los minutos que le han dado, la ausencia de una referencia en las tres próximas jornadas puede ser letal donde el Real Valladolid sí se juega las habichuelas. Como para que la roja a Kenedy supusiera algo más...

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