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Supercopa en Arabia y hambre

Me encanta ver a Luis Rubiales recibiendo palmadas en los palcos árabes, saludando personalidades y jeques con su sonrisa de vendedor de coches usados en un concesionario de Las Vegas, Nevada. Me encanta comprobar que en un país que se pasa los derechos humanos por el forro de sus miserias al menos alguien esté disfrutando de esta fiesta. Porque esto es fútbol, al fin y al cabo. Que hemos venido a bailar, a mirar para otro lado y si nos preguntan por qué huele a podrido al fondo de la cocina, incluso a ponernos chulos. Como Xavi Hernández el otro día. “También ha habido críticas por Qatar y no es para tanto. Arabia Saudí tiene cosas que mejorar, pero también como nosotros en España”. No es para tanto, dijo el míster tan tranquilo. Imagino que si hubiera tenido delante a Salma al Shehab, a la que le cayeron 34 años de cárcel por criticar al gobierno saudí en Twitter, habría rebajado el tono. O no, ya nada sorprende a estas alturas.

Enric González dice que los periódicos son como las salchichas, que si supiéramos cómo se hacen y lo que llevan dentro a lo mejor no nos las comeríamos. El fútbol es parecido salvo que de este deporte devoramos hasta las pezuñas si nos dejan. Sin miramientos y lamiendo el plato como Carpanta en un día afortunado. Que Xavi se atreva a exponer estas barbaridades en público o que Piqué haya cobrado un pastizal por gestionar el negocio, hablan claro de la impunidad en la que se maneja el fútbol. Con el único argumento del dinero han desnaturalizado un torneo que si bien no era excelso al menos era nuestro. Es triste ver al fútbol europeo venderse al mejor postor para este tipo de causas. Sobre todo porque parece una tendencia que crecerá en los próximos años.

Hablando un poco del partido, me asombra la extravagancia de algunos debates que sobrevuelan al Real Madrid cada temporada. El último es el que pinta a los de Carlo Ancelotti como un equipo aletargado tras haberse comido el mundo. El debate del hambre es antiguo y surge siempre como argumento apañado para explicar lo inexplicable. Pero si algo han demostrado en su carrera tipos como Ancelotti, Modric, Kroos, ganadores en todas las décadas de su vida o jóvenes como Valverde y Vinicius es voracidad. No veo tanto un Madrid saciado como un Madrid repleto de jugadores exhaustos por el calendario que imponen genios como los que se palmetean el lomo en los palcos del primer párrafo. El reto de Ancelotti es superar este bache para renacer cuando se deciden los títulos importantes y el resto es cháchara.