Sobre las clasificatorias
La próxima fase final del Mundial la disputarán 48 selecciones, nada menos. Uno tendría serias dificultades para decir de corrido un número tal de países, pero el afán de la FIFA (y del fútbol contemporáneo en general) por tener más y más partidos han hecho que el número haya duplicado el de los seleccionados que tomaron parte del Mundial 94, el que algunos consideran el primer mundial moderno. Siete ya están clasificados: los tres organizadores más cuatro que son ya clásicos, Japón, Nueva Zelanda, Irán y Argentina que esta misma semana han certificado su participación matemáticamente. En total, son nada menos que 206 los equipos que forman parte de las rondas clasificatorias.
Cuando era niño, aparte de la Selección española, uno tenía noticia de los partidos de clasificación casi a posteriori, cuando las guías del Mundial incluían las tablas previas a modo informativo. Con el número de participantes limitado, sin embargo, éstas eran un auténtico drama. Algunos de los partidos más tensos que recordamos son precisamente de aquellos en los que la Selección se jugaba el pase a la fase final. Cualquier tropiezo una tarde invernal en un país del este te dejaba fuera del sueño del Mundial. Ojeando las tablas clasificatorias esta semana, uno no puede sino concluir que hoy es ciertamente difícil que cualquier selección con algo de peso se quede fuera. Italia ha sido la gran ausente en las dos últimas fases finales, pero se la juega con Israel y Noruega. Muy, muy mal habrían de hacerlo. En Sudamérica solo tres quedarán eliminados directamente (uno va al repechaje), y qué decir de la Concacaf, con los tres anfitriones dejando sendas plazas libres. En África, con nueve plazas nada menos para la CAF, solo Nigeria parece haberse metido en un lío.
¿Pierde valor la presencia en una fase final con 48 selecciones en liza? La respuesta desde el punto de vista de los grandes del fútbol mundial es que sí. No solo la fase final, sino mucho más la clasificatoria, que queda al nivel casi de un torneo de preparación. Supongo que desde la perspectiva de las selecciones pequeñas es otra historia. Aunque podemos preguntarnos si tanto exotismo no quita valor al todo.
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