NewslettersRegístrateAPP
españaESPAÑAchileCHILEcolombiaCOLOMBIAusaUSAméxicoMÉXICOusa latinoUSA LATINOaméricaAMÉRICA

Sin ajuste fino en el medio campo del Madrid

Cuando llega un Real Madrid-Barça, la pretemporada se convierte en temporada, sin otra razón que la enconada rivalidad y las conclusiones que se obtienen del partido, que en Dallas fue todo lo festivo que los americanos reclaman del juego. En un país donde se ha mirado el fútbol con sospecha por unas condiciones que no casan con el vértigo habitual de los clásicos deportes profesionales americanos -NFL, NBA, NHL-, los migrantes son el principal arrastre de gente a los estadios. En el imponente estadio de Arlington, en los suburbios de Dallas, 82.000 espectadores, en su inmensa mayoría de origen hispanoamericano, disfrutaron del gran Clásico español. Del gran Clásico mundial, en definitiva. Y lo que vieron fue un partido divertido por descontrolado, con más producción ofensiva del Madrid, pero con mucha peor puntería.

En la alineación de Ancelotti se detectó la idea de futuro, de inminente futuro a la vista de los jugadores que ocuparon el centro del campo y la delantera. Desde hace dos años, se asiste en el madridismo a un debate generacional. A un lado, los jóvenes -Camavinga, Tchouameni y ahora Bellingham- y en el otro dos futbolistas bien entrados en la treintena, pero dueños de una sabiduría pocas veces vista. Modric y Kroos se quedaron en el banquillo. Había que medir a la nueva generación.

Valverde, Tchouameni y Camavinga ocuparon sus posiciones naturales. Es difícil asignar una posición rotunda a Bellingham. Sirve como interior derecho, medio centro y media punta, puesto que le reservó Ancelotti frente al Barça. El inglés transmite buenas vibraciones por donde pasa, pero todo el medio campo se encuentra en un rápido proceso de adaptación, sin la red de seguridad que permite la presencia de Modric y Kroos, dos jugadores con toda la ciencia y la experiencia del mundo.

Tangana entre los jugadores del Real Madrid y del Barcelona.
Ampliar
Tangana entre los jugadores del Real Madrid y del Barcelona.Kevin JairajUSA TODAY Sports via Reuters Con

Al medio campo del Madrid se le vieron más los buenos detalles que la consistencia en la elaboración. Enfrente, el Barça, que quizá ha descubierto un diamante sin pulir en la figura de Fermín López, utilizó a De Jong como primer y casi único receptor, Romeu quedó relevado de trabajo constructivo y funcionó como corrector táctico. En la vieja jerga, se decía de jugadores como Romeu que se sabían perfectamente las cuatro reglas y evitaban los logaritmos. El caso es que De Jong jugó uno de los partidos más sólidos que se le recuerdan en el Barca. Fue un líder de verdad, no el bonito y superficial centrocampista de costumbre.

De Jong fue una excelente noticia para el Barça, Balde confirmó su meteórica progresión y Dembélé ya no es el diablo intermitente y confuso de sus tres primeros años. En lo suyo, que es acelerar, regatear y amenazar a los laterales, tiene pocos rivales en el fútbol mundial. Uno de ellos es Vinicius, que en el dibujo de Ancelotti abandonó el ala izquierda del 4-3-3 para juntarse a Rodrygo en el 4-4-2. Vinicius se siente figura con todo el derecho del mundo. Lanzó el penalti que pudo igualar el encuentro, pero estrelló el tiro en el larguero. El Madrid sufrió un caso insólito de atracción por la madera. Cinco remates a los palos desafían la lógica, pero explican las numerosas oportunidades del equipo en Dallas, incluido una impresionante parada de Ter Stegen en el tiro libre que lanzó Rodrygo y el sencillo cabezazo que desperdició Joselu en el segundo tiempo.

Ancelotti se refirió a los detalles positivos del encuentro, y no faltaron. Fue un Madrid dinámico, rematador y generador de tensiones en la defensa del Barça, que anduvo muy apurada en grandes fases del partido. Sin embargo, la defensa no funcionó y al medio campo le faltó armonía y buenas conexiones. Dio la impresión de empezar el curso y saber a medias las lecciones. Veremos si progresa la idea de Ancelotti con cuatro centrocampistas, qué papel cumplirán Modric y Kroos en este tránsito generacional y falta por resolver la incógnita del nueve. O sea, el misterio Mbappé.