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“Be a simple kind of man / be something you love and understand” (Sé un tipo de hombre simple / sé algo que entiendas y ames). Simple Man pertenece a Lynyrd Skynyrd, los mismos que compusieron la universal Sweet Home Alabama. A José Luis Mendilibar los jugadores le entienden y la afición del Sevilla ya le ama. Su mensaje flota en el aire del vestuario del Ramón Sánchez-Pizjuán como una bendición desde que aterrizó a finales de marzo. Varias décadas como entrenador, la mayor parte del tiempo en clubes de Primera, le ha costado al vasco que un equipo grande le diera la ocasión de sentarse en su banquillo.

En un fútbol robotizado por la Inteligencia Artificial, donde los científicos están sustituyendo a los que de verdad saben de esto; en un deporte vendido al espectáculo que comienza a jugarse en las redes más que en el césped; en un negocio donde la mentira se convierte en moneda de curso legal, acaba de imponer un buen trozo de su ley alguien que prefiere ir siempre de cara. Quizá eso, no saber o no querer ser más actor que técnico, provocó que Mendi haya tenido que esperar 62 años a que le llegara una oportunidad que está aprovechando con galones de oro.

Metido en el fondo de la tabla como andaba, jiñado con la posibilidad de pegar un segundazo y después de haber despedido a dos entrenadores, el Sevilla decidía apostar por la normalidad y la simpleza, características que en estos tiempos de Cambalache muchos quieren convertir en defectos, pero que la historia del Mundo, la historia del amor y la de las buenas canciones suelen etiquetar como lo que son: dos virtudes tremendas, fundamentales. No hay nada más difícil que ser normal y simple. No hay nada más fácil que entender, y amar, a aquellos que son capaces de conseguirlo.