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Simeone lleva al diván a Ancelotti

Al primer compromiso de envergadura, el Madrid se vino abajo. El derbi ilustró en el resultado las carencias que venía mostrando en partidos anteriores. Simeone le deja sin coartadas, abrumado Ancelotti por un Atleti muy superior que entendió que por fuera estaba el camino al éxito. El técnico italiano creyó que llenar el campo de centrocampistas le daría el control posicional y del balón del partido, pero se olvidó que en las bandas había un boquete difícil de tapar. Lucas y Fran García saltaron demasiadas veces a Lino y Nahuel, un enfrentamiento lateral-carrilero que siempre provoca largos espacios a la espalda de los primeros. Por ahí desniveló la balanza el Atlético, con un balanceo de lado a lado de la pelota que destapó al Madrid. Lino compatibilizó su amor por el regate con la capacidad de resolución y Nahuel se prodigó para citar a Fran García, mientras que Saúl y Llorente atacaron la profundidad. La desorganización blanca se reveló en que los jugadores no sabían cómo actuar a nivel defensivo, a quién saltar, a quién encimar o marcar. Los centrocampistas tampoco llegaban nunca a ayudar a su lateral ni a vigilar a un mayúsculo Griezmann entre líneas. El caos se apoderó de un Madrid que protegió todavía peor su área, con Alaba claramente señalado ante un Morata espléndido. Unos tienen más nombre del que su rendimiento acredita (Alaba); otros no gozan de la reputación que merecen (Morata).

Así se vio a un Madrid desbordado en el que el sistema de Ancelotti dejó mucho que desear. El rombo no parece la mejor estructura para partidos grandes, como se encargó de demostrarle Simeone. El 5-4-1 rojiblanco solo se sintió incomodado cuando el Madrid tuvo amplitud por fuera, hecho que se sucedió en muy pocas ocasiones. Tanto futbolista por dentro hizo previsible al ataque blanco. Bellingham lo empieza a sufrir. Fuera de su instinto depredador, su influencia se diluye. Camavinga da una de cal y otra de arena, Modric se desconectó en posiciones muy adelantadas y apenas Kroos ofreció una versión cercana a su interpretación habitual. Los cambios, a excepción de Brahim, no mejoraron nada, con Tchouameni otra vez incapacitado para hacerse notar en la sala de máquinas. Al Madrid se le vieron todas las costuras en la noche en la que Simeone expuso los males que se dibujan en el equipo de Ancelotti. Cuando los resultados lo son todo, no quedan justificaciones. El Madrid tiene que hacer ya propósito de enmienda.

¿Quién referencia?

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A un cabeceador experto como Morata no se le puede dejar ningún centímetro en el área. Al igual que pasó en el 1-0, remató con absoluta comodidad sin que nadie le cuerpeara al menos. Alaba le dejó solo, Fran García no cerró y Camavinga incumplió como mediocentro.