Se me ha salido la cadena
“Xabi, se te ha salido la cadena, pero vamos, que el fútbol no se entiende sin estos arrebatos de pasión”, me reconvino con tono cariñoso Jorge Valdano nada más aterrizar en México el pasado domingo. Salirse la cadena es como llaman en Argentina a que se te vaya un poco la pinza al escribir un artículo. Se refería a mi última columna, en la que recurría a mi argumento favorito cuando pierde el Barça: Los árbitros nos tienen manía. Lo mismo decía de mi profesor de matemáticas cada vez que llegaba a casa y mis padres me pedían el boletín de notas. Ni entonces ni ahora cuela. “Pues no viste la primera versión. La publicada era la tercera, ya muy dulcificada”, le contesté a modo de chanza. “Te creo”, me dijo entre risas antes de despedirse y colgar.
Las conspiraciones arbitrales y profesorales no existen, aunque haberlas haylas, como las meigas (que es brooooma). Pero claro, se te va la Liga, tu hijo pequeño se encierra en su habitación dando un portazo después de que nos anulen uno de esos penaltis que sí se señalan en el Bernabéu (esto ya no tengo tan claro que sea broma) y vuelves a la infancia para pensar en el profesor de matemáticas que siempre te suspendía. No, el Barça no va a perder esta Liga por los árbitros. Tampoco se ponen de acuerdo a principio de temporada para decidir quién va a ganar el campeonato. Sí creo en cambio que están influidos y presionados por los vídeos que de ellos últimamente se editan. Eso a veces pasa factura, como a mí cuando Mario da un portazo tras anularnos el penalti de una victoria que se convirtió en derrota y en el adiós a la Liga. Mejor no tomárselo a la tremenda. Ya estamos muy acostumbrados a salir de este tipo de situaciones. En la próxima espero que no se me vuelva a salir la cadena.