Roglic se une a la fiesta
Sólo faltaba Primoz Roglic. Y ya está aquí. Los tres principales aspirantes a las grandes vueltas, Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel, habían abierto temprano su casillero de victorias, en febrero ya habían empezado a ganar. Como hemos señalado otras veces, los entrenamientos con dorsal dejaron de existir hace tiempo. Pero todavía faltaba por entrar en escena otro líder con peso, Roglic, a quien no se le había visto en competición desde su caída en La Vuelta, hace seis meses. Su recuperación ha sido lenta, y su forma resultaba una incógnita, pero ha podido acelerar con éxito su regreso. Su debut estaba previsto para la Volta a Catalunya, el 20 de marzo, pero el Jumbo decidió alinearle la semana pasada en la Tirreno-Adriático. Mientras Pogacar se volvía a exhibir en la París-Niza frente a Vingegaard, el otro esloveno también dominaba la Carrera de los Dos Mares, aunque con un estilo diferente, más personal. Pogacar y Roglic no son ciclistas comparables. Mientras el primero se siente a gusto con ataques largos, el segundo centra su letalidad en los tramos finales.
De esa manera, Primoz logró coronarse en la general final, con tres triunfos de etapa. Y lo hizo sin estar al cien por cien, un detalle muy relevante. Roglic se une así a la fiesta triunfal de los gallos más mediáticos. Todos han ganado ya en la presente temporada. El programa del Jumbo en este 2023 es separar a Vingegaard y Roglic para los objetivos punteros. Mientras el danés defenderá su título en el Tour, el esloveno asaltará el Giro, la única grande que se le resiste a la escuadra holandesa. Una vez visto el rendimiento de ambos en la pasada semana, se abre el debate sobre la conveniencia de que Roglic reforzara también al equipo en Francia. En principio, no es la intención. Primoz lleva su propia ruta. Y, de momento, ha arrancado con renovadas y esperanzadoras fuerzas.