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Rodrygo juega para todos

Actualizado a

A una Liga tan triste como ha sido esta para el Real Madrid le vienen bien pasajes de belleza como el que ofreció Rodrygo en el Sánchez-Pizjuán, aunque sea a estas alturas del curso y sin nada en juego. El desapego de Ancelotti a la cantera dejó al brasileño mucho tiempo como referencia ofensiva, lugar en el que cada vez se maneja con mayor soltura. No solo destaca ya en los apoyos y juego entre líneas, sino que también ha progresado de manera evidente en las rupturas y en su sintonía con el área. Ese don ocurrente para situarse donde debe estar lo tiene en los genes y lo explota todavía más cuando juega como delantero. Ante un Sevilla animoso, con todo el bloque enchufado como ratificó el alto rendimiento de la segunda unidad de Mendilibar, Rodrygo se granjeó buenas ocasiones por atacar en el momento justo y entender cómo hacerlo. Se movió entre centrales, se intercaló en el espacio libre entre central y lateral y ocupó los metros finales con la viveza del que se siente poderoso. Obviamente, todavía está obligado a enfocar su punto de mira, pero aun así exhibe múltiples registros para validarse como delantero y no solo como un extremo.

El valor técnico y táctico de Rodrygo gusta a entrenadores y, sobre todo, al aficionado. Es un futbolista para la gente, capacitado para enhebrar jugadas únicas como la que se fabricó en el segundo gol del Madrid en Sevilla. Sobre esos argumentos da continuidad a una carrera a la que solo le faltaba regularidad, virtud que ha desarrollado a lo largo de este curso. Se le puede y se le debe pedir todavía más por sus extraordinarias condiciones, pero ha hecho también suya la narrativa del talento en el Madrid y figura como un futbolista de amplio espectro en el rango ofensivo. Llega a ser incontenible cuando lleva la luz puesta. Si saca la artillería, como enseñó en Sevilla, es un jugador absolutamente diferencial. Y el Madrid necesita de piezas de este tipo.

Movimiento de delantero

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Pase en profundidad de Ceballos a Lucas Vázquez y llegada desde el otro lado de Rodrygo para acabar la jugada. No remató bien, pero su presencia brindó la oportunidad perfecta para el Madrid. La puntería, en este caso, fue lo de menos.