Reacción de campeón
Sinfonía en Montilivi.- Tras el fiasco de San Mamés el personal se temía un nuevo resbalón ante ese Girona de Míchel que siempre exhibe un fútbol propositivo y ofensivo. Pero esas dudas reflejan el desconocimiento que hay de este vestuario, comandado, le pese a quien le pese, por Carlo Ancelotti. El vigente campeón reconquistó el prestigio extraviado en La Catedral con un triunfo tan contundente como terapéutico. Una victoria coral con muchos nombres propios. Empezando por Bellingham, el gran líder de este equipo. El inglés sigue creciendo de forma imparable y sigue facturando. Su gol fue el primero (el más importante). Quitó el tapón de la bañera gironí y demostró que el inglés ya está en modo ejecutor. Lleva cinco jornadas seguidas de Liga facturando ante las redes rivales y de su ambición y su calidad se aprovecha un equipo que se ha subido a su vigorosa grupa. Su asistencia a Güler en el 0-2 adornó aún más su exhibición. Su lesión hizo saltar las alarmas, pero por suerte parece sólo fatiga. Lo necesitamos para la batalla de Bérgamo con Europa en juego. Jude, no te imaginas cómo te quiere el madridismo. Eres, junto a Vinicius, el gran fichaje de la última década. Hey Jude!
Von Karajan.- El partido de Luka Modric en Montilivi es para enmarcar. Se adueñó de la escena como hacía el mítico director de orquesta austriaco. Se subió al trono de la sala de máquinas y empezó a repartir golosinas para deleite de sus compañeros. Una de ellas, con un pase prodigioso, permitió a Mbappé sacudirse los fantasmas de Bilbao con una finalización exquisita. Cuando se juntan los buenos sólo pueden pasar cosas agradables. Mbappé sigue saliendo del túnel a base de tirar desmarques y de intentarlo continuamente, lo que es digno de elogio. A lo tonto ya lleva en su tarjeta particular 11 goles (9 de ellos en Liga). Acabará con más de 30. Escrito queda.
Puente Aéreo.- No nos engañemos. El pinchazo del Barça en el Benito Villamarín alivió las penas merengues y activó de nuevo el ‘modo remontada’ que tanto gusta en la Casa Blanca. Los hombres de Carletto salieron a Montilivi con un ánimo muy distinto al afligido de San Mamés. Se les vio metidos en faena y con muchas ganas de volver a poder depender de sí mismos para ganar esta Liga. El súper Barça de Flick y Lamine sabe a estas horas que el Madrid del 0-4 en el Bernabéu está vivito y coleando. Y goleando.
La efeméride.- El 7 de diciembre me trae muy buenos recuerdos futbolísticos. En un día como hoy de 1996 el Madrid derrotó al Barça en el Clásico liguero (2-0), en un Bernabéu abarrotado por 100.000 aficionados. Triunfo con sabor balcánico. Davor Suker abrió la lata y Mijatovic consumó la caída azulgrana con un golazo que llenó de emotivas lágrimas las gradas. El hijo de Pedja, Andrea, estaba hospitalizado en Valencia en estado grave y todos los hombres de Capello dedicaron el triunfo al crío. Y eso que en el once de ese Barça estaban Guardiola, Figo, Luis Enrique o Ronaldo Nazario. Y un día después, el 8-D del año 1984, vi en el Calderón cómo mi Madrid ganaba el derbi cerca del final con una genialidad de Butragueño, que dio a Valdano el gol del triunfo con una gran asistencia al segundo palo. En estas fechas huele a blanca Navidad.
A por la Champions.- Ya lo dijo Ancelotti tras la dulce velada: “Si este equipo defiende bien, juega bien”. La defensa estuvo solidaria y muy enchufada (Tchouameni volvió a demostrar que es mejor central que centrocampista), Lucas frenó a Bryan Gil y de nuevo Rüdiger estuvo imperial. Por eso, el viaje a Italia se ve con mejor ánimo. Nos espera el líder de Serie A. Prohibido perder. El Atalanta ya sabe que llega el Rey de Europa. La terapia ha concluido.