Rahm se quita la losa

Xander Schauffele se coronó este domingo en el Royal Troon como campeón del British Open, que alza como su segundo major de la temporada, tras haber conquistado también el PGA Championship. En los otros dos terminó en el top-10: séptimo en el US Open y octavo en el Masters de Augusta. Es, sin duda, uno de los jugadores del curso y el más constante en los grandes. Desde España le miramos con un poco de nostalgia, porque esa regularidad era el camino de Jon Rahm, que podía ganar o no, pero siempre estaba en los puestos nobles de la tabla. No ha sido así en la presente campaña, justo desde que firmó por el LIV Golf. Me refiero, obviamente, a las cuatro joyas del calendario, no a los torneos menores del circuito saudí. En Augusta, Rahm acabó el 45º con nueve sobre par, su peor clasificación en ocho años. En el PGA, ni siquiera pasó el corte, después de 18 presencias seguidas en el fin de semana. El US Open ni lo jugó, lesionado en un pie, el colofón de su infortunio. Tampoco ha logrado ningún título hasta la fecha, cuando en 2023 llevaba cuatro a esas alturas, entre ellos el Masters.

Su desembarco en el LIV ha bajado su rendimiento. Cuentan personas cercanas que tiene ciertos remordimientos de haber renunciado a la esencia del golf y de haber traicionado sus propias palabras para firmar por una liga multimillonaria. Puede que hasta arrepentimiento. Con ese lastre llegó al Abierto Británico, donde por fin se ha visto una versión más parecida al deslumbrante jugador que se ganó el apodo de Rahmbo. La última jornada la terminó con -3 para un total de -1, lo que le aupó a la séptima plaza final, e incluso le metió en la pelea durante la primera parte del recorrido. Esos andares empiezan a ser los suyos. Quizá ha empezado ya a quitarse la losa. Y, lo mejor de todo, es que lo ha hecho a las puertas de los Juegos Olímpicos de París 2024. El oro en Tokio se lo colgó Schauffele, el protagonista inicial de esta historia. Ese es el peldaño del que nunca debió bajar Rahm.