Rahm se inspira en Seve

Jon Rahm se autoasignó una misión que refresca cada año en el Open de España. Esa tarea, con tintes históricos, es promocionar el golf en su país, hacerlo crecer un poco más. Para ello alude con insistencia al legado de Seve Ballesteros, el genio que colocó este deporte en el mapa español, y viceversa. Rahm se considera un continuador de esa labor, como en su momento lo fueron Chema Olazábal o Sergio García, aunque en el caso de Jon lo expresa abiertamente, se echa esa responsabilidad a la espalda y expande el ejemplo. Cada Open nos recuerda, año a año, cuál es esa misión. Y nos confirma que no son solo palabras, ni gestos para la galería. Participar en este torneo, en casa, ante un público que le adora y que inunda el campo, ya forma parte de ese trabajo. Rahmbo es un jugador agradecido, que no olvida sus orígenes, cuando estaba becado por la Federación en Madrid, ni tampoco a los pioneros del golf. Rahm se inspira en Severiano, a quien generacionalmente ni siquiera vio jugar, y en aquella Ryder de Valderrama de 1997, cuando no había cumplido ni los tres añitos.

El respetuoso conocimiento de la semilla de la que él mismo ha brotado dice mucho de su compromiso. Rahm vuelve a jugar desde este jueves el Open de España, que ha ganado tres veces en las cuatro últimas ediciones celebradas, una cifra que le sitúa ya a la altura estadística de su ídolo, Ballesteros, a quien empató en 2022 y batiría el próximo domingo con otra victoria en el Club de Campo, la cuarta. “Cada vez que unes tu nombre al de Seve es un honor”, reconoce Rahm, que tampoco quiere pensar mucho en ese récord, sino en jugar bien, en disfrutar de la afición… y en seguir con su camino, en el que ha dado un nuevo paso: pedir a los organizadores “más ambición” para atraer a más jugadores de élite. Él ya pone mucho de su parte. Pero quiere más.

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