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‘Qatarsis’ en Vallecas

Mundialitis aguda.- Dícese de un virus que está afectando a toda la población futbolística de la clase Business, que afecta al estado de ánimo, al empeño traducido en las dudas en las disputas y los balones divididos (aunque hay honrosas excepciones) y un temor lógico pero irritante a la vez para no caer lesionado ahora que estamos a solo 14 días de la inauguración del Mundial de Qatar. En el once titular de Ancelotti en Vallecas había hasta 10 mundialistas, con la excepción de Alaba (Austria se quedó fuera). Al final, eso afecta. Ante un Rayo que juega con la intensidad de una manada de lobos hambrientos, con dos cuchillos en los extremos como el ciezano Isi y Álvaro García (¡Luis Enrique, convócalo!), con el canterano madridista Fran García en modo tuneladora, el capitán Trejo dando un magisterio, Catena defendiendo su área con poderío... Ante un rival así solo un Madrid en su mejor versión podía adueñarse de una velada que ya barruntaba nubarrones y chubascos desde la víspera. Desde el domingo habré hablado con más de 200 madridistas. El 95% me decía lo mismo: “Ojo al partido con el Rayo. O salimos a tope y metidos en faena o nos van a amargar el parón antes del Mundial”. Y Carletto avisó a sus hombres durante la semana. El Rayo no es el Celtic. Aquí no regalan caramelos ni chuches. This is Vallecas...

Alternativas.- Ya sé que el italiano sacó su once de gala, a excepción de las bajas forzosas de Rüdiger y Benzema, por lesión, y Kroos, por sanción. Pero la baja conjunta del centrocampista y la de Karim provoca una pérdida de criterio en la circulación del juego y de pegada arriba. Benzema está ante el Mundial de su vida, será el último, y ha optado por dosificarse. Pero el equipo lo está pagando. Sin un Balón de Oro en el campo se vive peor. Pero en el banquillo sí quedaban jugadores como Nacho, Lucas Vázquez y Ceballos, tres hombres contrastados que podrían haber dado aire fresco al equipo al asumir que su ausencia en Qatar les permite jugar ‘a revienta calderas’. Los dos primeros no salieron hasta el final. Y el utrerano solo calentó en la banda sin saltar siquiera al campo. Y Hazard seguía aplicándose su dosis de medicina de banquillo. Eden está pero no se le espera...

El arbitraje.- Martínez Munuera es un mal árbitro. Sin más. Ya hace dos años dejó al Madrid sin Liga al convertir un penalti sobre Benzema (pitado por él mismo), en uno de Militao con un balón espaldero que le llegó de rebote al otro brazo tras darle en el hombro. Eso no es penalti ni en un concurso de penas máximas. Pues lo pitó, ante el Sevilla en Valdebebas, y eso le costó al Madrid una Liga. Esta vez su empeño fue amedrentar a Vinicius para que se dejase de movidas con Balliu. Hasta regañó a Ancelotti para que a su vez atase en cortó al brasileño. A partir de ahí, Balliu (canterano del Barça e internacional albanés) se dedicó a provocar a Vini, tirándole una galleta lateral en la cara a la altura de la oreja y, después, fingiendo un golpe de Vinicius que jamás recibió. Balliu no vio ni una amarilla por ninguna de las dos acciones. Y Vini se salió mentalmente del partido. Misión cumplida.

Reacción inmediata.- Ancelotti debe llamar al orden a su tropa para el jueves, en la última cita antes de Qatar. En el Bernabéu reciben a un Cádiz que ha dado últimamente algún disgusto por aquí. Los que jueguen deben salir a morir, porque el Barça no puede llegar más alejado al parón. Nunca más un Mundial en estas fechas, señores.