Prohibido especular en el Bernabéu
Conviene saltar al campo como si marcar primero fuese el salvoconducto para los octavos. Hay que ir a tope como sea. Con Mbappé, Vini, Rodrygo y Jude al ataque. ¡A ganar!


El Bernabéu suele sacar sus luces de neón y sus trajes de oro y diamantes de Carnaval cuando toca remontar en la Champions. Es su morbosa y disfrutona costumbre. Cómo olvidar las recientes remontadas con el PSG (¿verdad, Messi?), el City (Pep, siempre en nuestros blancos corazones) o el Bayern (Joselu, eternamente agradecidos). Y no les voy a dar la brasa con las noches mágicas de los felices 80, pero en mi generación nadie olvida el 6-1 al Anderlecht de Scifo (glorioso hat-trick de Butragueño), el milagroso 4-0 al Borussia Mönchengladbach (ese gol de Santillana en el último aliento nos elevó al cielo de la capital) o las dos remontadas ante el Inter (3-0 y 5-1, esta última con prórroga incluida).
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Remontar en el Bernabéu es como formar parte de una cuadrilla de tiburones (blancos, of course) y derramar al agua del océano una cucharada de sangre fresca... La afición hasta agradece acudir al estadio con la adrenalina a mil para llevar al equipo en volandas...
Pero esta vez el guion cambia. Resulta que hasta el empate nos vale. Extraña sensación al entrar hoy a la grada. ¿Los animo como si hubiese que levantar un 3-0 en contra? ¿Amedrento al árbitro con sus primeras decisiones para que el referee dude en las jugadas conflictivas? Conviene saltar al campo como si marcar primero fuese el salvoconducto para los octavos. Nada de especular. Hay que ir a tope como sea. Con Mbappé, Vini, Rodrygo y Jude al ataque. ¡A ganar!





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