Preocupa más la clasificación que la imagen en Girona
A estas alturas, es más inquietante mirar la tabla clasificatoria que analizar el partido ante el Girona. Un partido que nada tiene que ver con los de Valencia, Las Palmas o Athletic de Bilbao. Porque esta vez sí, los del Cholo, lo intentaron por tierra, mar y aire desde el minuto 20, presionando y arrinconando al conjunto de profesor Míchel (el mejor entrenador de la primera vuelta en Europa) que solo podía achicar agua ante el vendaval rojiblanco.
Otra cosa fueron los últimos 15 minutos, donde un correcalles se adueñó del encuentro. Vino provocado por la valentía del Girona y la desesperación de los rojiblancos por ir a por los tres puntos sin titubeos. Aquí entra en juego la famosa manta de taparme la cara y dejar los pies al aire, algo que el Cholo utilizó en su afán de ir a ganar o ganar. Y no me vale señalar los cambios de Morata y Griezmann, cuando estos se efectuaron en el minuto 89, con un equipo roto y extenuado. Más me chirría, y Simeone tendrá sus motivos, porque aparte de saber más los ve en el día a día, es darle alguna posibilidad a Witsel de jugar de pivote, adelantando a Koke de interior para que así el gran capitán se tome un respiro y sea el belga el que le guarde las espalda.
La leyenda rojiblanca, de nuevo con sus 12 o 13 kilómetros por partido, acabó pidiendo la hora. Destacar de nuevo la actuación de Morata, el killer que sigue de moda en Europa. El nueve rojiblanco se exhibió con sus desmarques en profundidad, para orientar el balón siempre con ventaja y en velocidad tener la pausa en el momento oportuno para definir con sutileza. Qué pena que su primer balón (hat-trick) como rojiblanco lleve el sello de una derrota que deja mayor preocupación en la clasificación, que en la imagen del equipo.
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