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Los que planifican los proyectos en las empresas dicen que siempre hay que contar con un Plan B, por si las cosas no salen como se preveían. El Plan A es, naturalmente, el que se cree con más posibilidades de éxito. De la misma manera, los músicos grababan en la Cara A de los vinilos aquellas canciones a las que auguraban mayor aceptación.

Como en tantos otros ámbitos de la vida, el fútbol tiene su Primera y su Segunda División. En Italia son la Serie A y la Serie B, y por aquí seguimos llamándolas con el nombre de siempre, por más que los bancos intenten imponer otra nomenclatura.

El Mundial de Qatar obliga a que se suspenda la Liga, en mitad de la competición. Como Eduardo Galeano, yo también pondré un cartel en la puerta que rece “Cerrado por Mundial”. No lo puedo evitar: mi intención es zamparme hasta un Túnez-Australia o un Suiza-Camerún. El obseso futbolero encuentra alguna motivación para cualquier partido.

Sin embargo, es inevitable que muchos encuentros decepcionen. Además, la televisión jamás podrá sustituir la emoción de vivir el partido en un estadio. Así que, si me entra el mono, estoy pensando en asistir a algún encuentro de la Segunda División, que sigue activa durante la cita mundialista. No deberíamos despreciarla. Ciertas películas de Serie B se convirtieron en cintas de culto, a pesar de su bajo presupuesto. Así, por ejemplo, el primer largometraje de David Lynch.

Algunas de las canciones más hermosas compuestas por Pancho Varona para Joaquín Sabina están en la Cara B de sus discos. Sabina ha prescindido de él en su próxima gira, pero en ‘Física y Química’ y otros elepés el primer espada en las composiciones de la música es el menos célebre. A veces los secundarios superan a los actores principales. Robert de Niro protagonizó ‘El Cazador’, pero la interpretación de Christopher Walken no le fue a la zaga, incluso le superó en algunas escenas.

Mi mujer me dice que estoy loco porque quiero ver todos los partidos del Mundial. Pero este próximo domingo, algún aficionado del Lugo considerará razonable conducir 1.000 kilómetros para animar a su equipo en Andorra, donde juega por la tarde el equipo gallego. Su plan B será ver por la tele el partido inaugural de la Copa del Mundo. Qué suerte tienen algunos de poder seguir con su locura mientras los demás, para saciar nuestra sinrazón, tenemos que chuparnos el Qatar-Ecuador.