Piqué, consejero delegado del entorno
Gerard Piqué está en el cuarteto de mejores centrales españoles que han visto estos ojos (Hierro, Puyol y Ramos serían los otros tres, por si alguien se lo pregunta). También como emprendedor está fuera de concurso. Vamos, que es un tío listo, hecho que no resulta incompatible con que los demás tengamos que pasar por tontos. En la noche del lunes se sentó con su amigo Ibai Llanos para hablar de sus libros y allí dio una versión totalmente creíble de lo que fue su último día en activo.
Resulta que pitaba un árbitro sonrojantemente blanco (que en un momento de enajenación señaló tres penaltis contra el Madrid en Mestalla, hecho por el que, supongo, ya se habrá disculpado ante Florentino Pérez), que en el descanso Piqué le susurró algo así como que no era normalmente amable con el Barça y que ese educado comentario le costó la expulsión. Fue entonces cuando un compañero del acusado, de cuyo nombre no quiere acordarse, quién sabe si ya bajo los efectos de la ducha, se cagó en la puta madre del juez a voz en grito y este, entonces, le escuchó y le cargó el muerto a Piqué.
Lo de Gil Manzano en su acta, en cambio, suena a ciencia ficción. Él, que todavía tiene un mañana en el fútbol, decidió inventarse un insulto grave para colgarse la medalla de pasar a la historia como el último que echó a Piqué. Suena a patraña que solo se tragarán el Comité de Competición y quizá el de Apelación o el TAD. Porque convengamos que no se sostiene pensar que Piqué hiciera lo que dice el árbitro con ánimo tribunero o como primer acto de precampaña a la presidencia del Barça.
En la charla, de paso, Piqué también le mandó un abrazo al Atlético. Después de haber puesto en su sitio durante años a Madrid, Espanyol, arbitraje y hasta la Guardia Urbana, eje del mal, tocó el palo que le faltaba. Fue para decir que vincularle con un equipo de Simeone, que ha jugado en los últimos diez años el doble de finales de Champions que el Barça, era “no tener ni puta idea”. Imagino que el aficionado atlético lo tomaría como un cumplido. Luego explicó que todo en el fútbol, menos el resultado, es show. Show business en su caso, entiendo. Y aprovechó la charla para apuntarse en la lista de presidenciables. De momento solo es consejero delegado del entorno. Que se prepare Laporta.