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Pedri y el disparate de los 73 partidos

De aquellos barros. El Barça llega hoy a Vila-real con cuatro puntos después de un principio algo gris de temporada que se ha oscurecido más con el palo de la lesión de Pedri. Aquel disparate de los 73 partidos en su primera temporada en la élite, rematado con la temeridad de Luis de la Fuente de llevarlo a los Juegos Olímpicos después de que el canario hubiese ya participado en la Eurocopa, no fue una buena idea. Nadie pudo (el Barça lo intentó), supo, ni quiso pararlo; porque, claro, a sus 18 años, el chico lo quería jugar todo y, con el subidón de ser elegido el mejor joven de la Eurocopa además de estar en el once ideal, se fue a Tokio. Por entonces, sus agentes ya terminaban de cocinar su renovación, que se firmó en octubre de 2021. Nadie reparó entonces en que Pedri no conocía siquiera aún cómo le hablaba su cuerpo. En febrero, se había lesionado en Sevilla en la ida de la semifinal de Copa. Todos, él mismo en primer lugar, pensaban que estaba roto en el gemelo derecho. Seis días después, fue titular en la vuelta en el Camp Nou. Por entonces, se alababa su físico resistente por sus tiempos en el atletismo y parecía irrompible porque su musculatura ni siquiera había terminado de desarrollar. Dos años y medio después, aparece como un jugador peligrosamente frágil.

Músculo y comida. Pedri ha estado 310 días de baja desde el principio de la temporada 2021-22; y se ha perdido 48 partidos a los que habrá que sumar, al menos, otros nueve. “Vigilado”, escribía este periódico el pasado 11 de julio. El Barça tenía motivos para estar preocupado. En junio, Xavi había rascado de la RFEF lo que el club azulgrana no consiguió en 2021: lo sacó de la Final Four de la Nations League porque, después de su recaída en Cornellà el día del alirón, su músculo estaba aún tierno. Xavi le pidió un gesto a De la Fuente, que esta vez accedió; y luego le rogó a Pedri que descansase y se cuidase en verano. Se machacó en el Top Training Tenerife y continuó su cambio en la alimentación, con más protagonismo del pescado y la fruta. Todo parecía ir bien en un jugador que, además, ha ganado siete kilos de masa muscular en los dos últimos años. Tanto que Pedri se permitió el lujo de bromear en Los Ángeles: “No me dejan comer las croquetas de mi madre”. La alegría le ha durado poco y la alerta con él ha pasado de amarilla a roja en el Barça. Pedri va a tener que extremar su trabajo; y también sus descansos. Con un contrato de jugador franquicia, por él pasa el Barça; y por él debería pasar la Selección. Necesita reencontrarse. Aquellos 73 partidos fueron un disparate.