Partido para jugar con las orejas tiesas
El Barça tiene ante sí la posibilidad de igualar esta noche en Pamplona el mejor arranque liguero de su historia. Ocho de ocho, o si lo prefieren en fórmula matemática, 8x3=24, los puntos que llevaría ya en la saca de vencer a Osasuna y a la espera de que el Atleti cumpla en el Derbi para encarar el lunes con mejor ánimo. Aún siendo gallego no soy nada fatalista ni supersticioso. Ya sé que este arranque igualaría también al del Tata Martino, que nos parecía que nos íbamos a comer el mundo y luego fue el mundo y se nos merendó. Nos quedamos ese año sin dar un bocado a nada, en parte por aquel gol legal anulado a Messi en la última jornada en casa contra el Atleti, para que luego hablen de Enríquez Negreira. Incluso acabamos aplaudiendo a los de Simeone por un mal entendido síndrome de Estocolmo, o simplemente porque estábamos hartos de ganarlo todo, de triplete en triplete.
Ahora que el equipo está en fase de reforma integral y después de un año en blanco (que ya podía haber otra definición distinta para el fracaso, tenía que ser precisamente blanco) no hay riesgo de pecar de saciados. El Sádar además anima a salir a jugar con las orejas tiesas y el hocico afilado. Ambiente de fútbol para hombres, o para niños que ya se han hecho adultos, como esa camada de La Masia que asombra al mundo.