Otro fiasco que manda al Atlético al diván
Partido loco el jugado en el Mirandilla, donde el ida y vuelta de unos y otros convertía los reproches en alabanzas según la portería donde llegase el balón. El Atlético, que había realizado un primer tiempo digno, eso sí, con el correspondiente regalo en forma de gol, algo ya peligrosamente cotidiano, mutó en el segundo hasta ver sorprendentemente a un equipo sin alma, donde el lenguaje corporal era de rendición. Con la entrada de João Félix cambió sideralmente gracias a su acierto y actitud. El portugués, que las quería todas, fue esta vez ese jugador diferencial que tanto anhela la parroquia rojiblanca.
Por el lado del Cádiz, sus miedos le hicieron quedarse en tierra de nadie en esos últimos 25 minutos —contando el alargue—, donde los de Sergio, asfixiados por la clasificación, se descompusieron hasta pasar a estar más pendientes del reloj que del rival. Muchos minipartidos en un solo encuentro donde, si João hubiese marcado la de cabeza, seguramente hablaríamos de la heroicidad a lomos del jugador más talentoso de la plantilla.
Algo que hubiese camuflado las preocupantes facilidades y la falta de rebeldía que ofrecieron los rojiblancos desde el minuto 45 al 70. Ver un partido tan guadianesco, con ese intercambio de golpes, no es lo que pretende un equipo de Simeone. Derrota inquietante que, sumada al fiasco de la Champions, te manda más que al rincón de pensar al diván para tratarte de unos resultados que no son acordes a esta plantilla.