Otra vez Japón, otra vez las dudas
Hubo un momento en que pensé que estaba en el Mundial de Qatar, que en realidad Argentina no había sido campeona y que el 1 de diciembre de 2022 apenas empezaba. Jugábamos entonces ante Japón en el partido que cerraba la fase de grupos, el empate nos valía y elucubrábamos con el adversario más cómodo para octavos. Así desayunábamos hoy, con el mismo argumento, con el mismo rival, pero ahora con la Selección femenina y no la masculina en la ecuación. ¿El resultado? Varapalo, como entonces. Derrota sin paliativos que abre de par en par el cajón de dudas.
Cuesta ver un partido en el que nada funcione. Pues bien, hoy ocurrió. La mandíbula fue de cristal, con un gol tras otro ante una defensa demasiado frágil. Pero lo que más preocupa es que el equipo no tuvo capacidad de reacción en ningún momento. Ni con el 1-0, 2-0, 3-0, ni siquiera tras el paso por vestuarios que nada cambió. Japón nos retrató con algo que ya sabíamos: su orden y su velocidad. Gusta oír a Jorge Vilda decir, nada más acabar el partido, que si hay un culpable de la derrota ese es él. Le corresponde ahora la dura tarea de recuperar el ánimo y sobre todo el brillo. Encontrar recursos cuando el rival se te cierra y, sobre todo, quizá esto sea una obsesión personal, lograr que Aitana ofrezca su mejor versión cuando Alexia también es titular. Me da que en ese caso uno más uno no son dos, y es una pena. Seguro que con el talento de ambas y el trabajo de Vilda se disipan todas mis dudas. Suiza espera el sábado y ya saben cómo acabó nuestro viaje en Qatar: al perder con Japón fuimos segundos, evitamos a Croacia (a priori un rival duro) y cruzamos con Marruecos (en teoría un rival más cómodo). No podemos tropezar en la misma piedra. Aquí, el que se confía se va para casa.