O corres o palmas, no hay más Carlo

El entrenador del Real Madrid reflexionó sobre la derrota ante el Betis. Ancelotti distingue entre los jugadores que marcan la diferencia y los que corren, y no hay término medio. Discrepo. Yo soy más de la teoría de que hoy en día sólo pueden tener bula el portero y el crack, y los otros nueve a tocar el tambor. En el Madrid se da la circunstancia de que Courtois es a la vez guardameta y estrella, con lo que me atrevo a sugerir que los otros diez están obligados a tocar el tambor. Una de las razones por las que los blancos perdieron en la Liga el sábado fue porque no hicieron lo que sí hicieron en Manchester, que fue correr más que el contrario.

El Real Madrid tiene una plantilla formidable, con jugadores nivel Balón de Oro en todas las líneas. Pero hoy en día el talento no es suficiente para triunfar. Se puede ganar un partido con talento, pero para llevarte un título hace falta esforzarse más que el rival. Y eso tienen que hacer los blancos ante el Atlético, que no es mejor equipo que años atrás, pero que corre más que nunca. Simeone siempre ha exigido a sus delanteros, ahora Griezmann y Julián Álvarez (además de Sørloth, que no es moco de pavo) que sean la primera línea defensiva del equipo. Eso le ha dado problemas con algunas de sus estrellas (singularmente con Jo4ao Félix y Gameiro) pero al final ha metido al burro en la linde. Y ahí empieza todo.

Ancelotti aún está en esa transición en el Real Madrid. Antes, con Cristiano todos sabían quien tenía bula. Como antes que él la tuvo Ronaldo Nazario. Pero ahora ya no es uno, son tres: Mbappé, Rodrygo y Vinicius. En Manchester, contra el City, los tres ayudaron y se sacrificaron. Contra el Betis no lo hizo ninguno. Luego podemos discutir sobre Asencio (que, ¡vaya casualidad!, ha sido suplente en las tres últimas derrotas del Real Madrid), o sobre Lucas Vázquez como lateral derecho titular. Incluso podemos discernir sobre si Tchouaméni debe volver a jugar atrás o sobre si Endrick merece más minutos o de más calidad. Pero hay una cosa clara: ningún jugador es tan bueno como un equipo entero. Y en cualquier equipo que se considere como tal, corren todos.