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Nueve de nueve sin Lewandowski...

Italianizado. De los productores del 0-1 en el Metropolitano y el 1-0 contra el Getafe y la Real Sociedad en el Camp Nou, llegó la victoria del Barça en Girona, colgado del larguero y sobreviviendo los últimos minutos con cinco defensas en el campo (Koundé, Araújo, Eric, Alba y Balde) y con Pedri de delantero centro. Un equipo ‘italianizado’ que, sin embargo, ha sido capaz de superar la sanción de Lewandowski con un nueve de nueve bien meritorio. Está claro que hace tiempo que Xavi ha priorizado el qué al cómo por mucho que venda, pero es que eso a estas alturas es muy importante porque en el Barça la prioridad en este estado de ruina económica es ganar. Lo primero en el fútbol son los números y dicen que si el Barça gana el miércoles en Heliópolis, cerrará la primera vuelta con 50 puntos, en la proyección de las mejores Ligas de la historia (el Madrid de Mourinho y el Barça de Tito Vilanova). Palabras mayores.

Cambio de guion. Al Barça no le ha quedado más remedio que refugiarse en el pragmatismo porque, lejos de lo que se podía pensar, su tesoro estaba en defensa. Dejando a un lado a Lewandowski, que ha marcado 22 goles en 24 partidos, la tierra prometida no estaba en los delanteros. Memphis se fue sin pena ni gloria; Ferran y Raphinha no han justificado los 120 millones que han costado sus fichajes; y Ansu, de momento, es sólo una ilusión y un revulsivo. Ha tenido tres partidos como nueve por la sanción de Lewandowski y ha pinchado. Ansu huye del área y eso es un problema para un equipo que ataca porque pierde referencia. Así que naufragando los delanteros, Xavi ha tenido que mirar hacia atrás, jugar con cuatro centrocampistas con más frecuencia y entregarse a Pedri, que ha empezado a darse cuenta de que pisando de vez en cuando el área, igual te cae algo. Ya le ha dado ocho puntos al Barça en LaLiga con goles de oportunista y jugador con estrella. Muchos dirán que sólo ha tenido que empujarla, pero hay que pasar por ahí. Pero la verdadera clave del Barça empieza a estar en un central imperial, Araújo (si el uruguayo, propenso a las lesiones, cae, al Barça le va a doler la cabeza), y Ter Stegen, que ha encajado seis goles en 18 partidos y vive en ese estado de gracia que permite a los porteros intuir dónde irá cada balón. El Barça es virtualmente campeón de invierno. No da la sensación de ser favorito ni indestructible porque más allá de Lewandowski carece de fiabilidad ofensiva y le queda una vuelta entera. Pero sólo ganando se encuentra el camino y en eso está hilando fino.