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Noche de lecciones para el Madrid

No hay viaje por Europa tranquilo para el Madrid, caído por primera vez esta temporada. Con todo merecimiento se vio doblegado por un Leipzig apasionado, vertical y enérgico, virtudes que apenas se percibieron en el equipo de Ancelotti. La displicencia con la que entró al partido condicionó todo su desempeño y le abocó a una derrota que deja distintas reflexiones. Por un lado, el Madrid nunca encontró la forma de protegerse ante la velocidad y precisión de las combinaciones del Leipzig. Los jugadores alemanes no pararon de moverse y atacaron los espacios. Nkunku confirmó que vive sin techo, André Silva se filtró entre centrales y los mediapuntas se intercalaron entre líneas sin que la medular madridista tuviera capacidad de corrección. Sin Valverde nadie corrió para atrás como hace él. El bloque de Ancelotti se desarboló ante las embestidas alemanas, víctima también de su actitud perezosa en los duelos individuales. Las jugadas a balón parado lo dejaron a las claras.

En favor del Madrid, destaca su reacción a medias tras los dos primeros goles que adecentó el resultado y las sensaciones. El cambio de Rüdiger al centro de la defensa después de una desafortunada actuación como lateral arregló algo la aplicación defensiva. Con balón se repuso como pudo, aunque le faltó la aceleración necesaria para incordiar de verdad al Leizpig tras el descanso. Vinicius estuvo intermitente, Rodrygo se movió bien pese a no estar muy atinado y Asensio dio cuenta como siempre de que es capaz de lo mejor y lo peor. El que no estuvo, y debería empezar a preocupar, es Camavinga. Esta vez tampoco le ayudó la posición tan alejada de la referencia en el medio. No se trata ya de que como titular dé más la talla o menos; el problema parece que es Ancelotti no le termina de encontrar un papel que le agrade. Por ahí se esfuma el Camavinga imponente y agitador y aparece una versión sombría difícil de aceptar. Como la del Madrid ante el Leizpig en una noche de reflexiones y lecciones.

El descubierto

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El Madrid se expone con facilidad ante la verticalidad del Leizpig. Nkunku y André Silva se lanzan a la ruptura y Szoboszlai llega desde atrás sin vigilancia estrecha de ningún jugador blanco. Todo el partido fue igual.