No se admiten demoras

De acuerdo que la afición del Barcelona está anestesiada y da la sensación de que todo le parece bien. Desde las comisiones millonarias y confidenciales a Darren Dein por los acuerdos con Spotify y Nike al préstamo de ISL a cambio de organizar una gira en Estados Unidos, pasando por los reproches del auditor o por las cien mentiras respecto a la fecha de regreso al Camp Nou. Puede que todo le diera igual a esa masa social catatónica porque la oposición tampoco es que sean leones o porque el exilio a Montjuïc es una bendición para una junta que, con lo que pasa, si estuviera en el palco de Camp Nou tendría día sí y día también una pañolada y ahora sólo tiene japoneses, rusos y árabes que hacen la ola cuando se empata un partido en el Olímpic. Puede también que se le perdone todo a Laporta porque la pelotita entraba. Pero ojo, que ahora el cuento puede cambiar.
El fracaso reputacional, institucional y de gestión en el caso Dani Olmo es también un fracaso deportivo que se va a notar más pronto que tarde. Y ahí, es donde el socio más dormido dejará de sestear y no admitirá más demoras.
Y no me refiero a la demora fugaz que se anunció el martes por la noche que LaLiga parecía estar dispuesta a darle al club blaugrana para inscribir a Olmo y Víctor en el enésimo ejercicio de triple mortal sin red y con tirabuzón de Laporta. Que eso aún se tiene que valorar y creo que no está todo el pescado vendido. Me refiero a que no puede demorarse más una comparecencia del presidente para dar explicaciones del descalzaperros en el que se ha convertido el club.
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Una entidad sin director general, sin vicepresidente económico y de la que han salido, ya fueran despedidos o hayan tomado las de Villadiego, sus mejores elementos ejecutivos, como por ejemplo era Franc Carbó, director de gestión deportiva y hombre clave en las relaciones con LaLiga, o Maribel Menéndez, directora general corporativa.
Más de 20 ejecutivos han dejado el club para dejar lugar a amigos, saludados, conocidos, compañeros de pádel, cuñados, yernos, nueras y una fauna de variado pelaje y mismo aroma. El de la sumisión a un presidente que se está quedando cada vez más solo y que no puede demorar ni un día más replantearse su futuro.





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