Ni el City se salva del caos

El show. Empezó anoche la Premier con el estreno del Manchester United, ese gigante actualmente dormido como durante muchos años lo estuvieron el Liverpool o más recientemente el Arsenal. En Inglaterra las crisis deportivas de sus clubes más grandes no vienen condicionadas por problemas económicos; son, en realidad, fichajes disparatados y dispendios de mercado los que igualan las fuerzas por arriba. El Big Four pasó a Big Six y pronto será Big Eight. El menos torpe de los torpes se impone.

Ejemplos. De esa lluvia de billetes al viento, al estilo Lobo de Wall Street, se han beneficiado City y Chelsea, los dos últimos campeones de la Champions provenientes del fútbol inglés, los dos conjuntos que de comparsas del campeonato han pasado en las últimas décadas a dominadores y agitadores. Mañana se miden entre sí en la primera jornada, por cierto. El City con un fichaje solo, Savinho; el Chelsea, con más de 40 jugadores en plantilla, 7 porteros y un sinfín de cedidos. Desastroso.

Etihad. Especialmente extraño es lo del City. Con la amenaza encima de una posible sanción por incumplimiento del Fair Play, el cuadro citizen ha plegado velas y está recolectando en ventas todo lo que se gastó durante estos años de vino y rosas. El caso de Julián Alvarez es significativo. Una marcha dura, salvo que se analice únicamente desde el punto de vista económico. Quizá haya algo más. Quizá la Premier esté perdiendo el músculo financiero, incluso la magia que la distinguía.

Fuga a la vista. De hecho, sus dos mejores jugadores (Bellingham y Kane) no militan en Inglaterra. Además de Julián al Atlético, al City se le escapó Gündogan al Barça. El Liverpool no ha podido fichar a Zubimendi ni el verano pasado a Tchouameni. Mbappé antepuso el Madrid a la Premier, cualesquiera que fueran los interesados en él. Hasta de Arabia llegan ofertas que los ingleses aceptan sin rechistar, al igual que los demás. Algo está pasando. Algo está cambiando. Algo decisivo.

Hoy descubrimos a... Lamine Camara (2004). Un partidazo en el Gamper con el Mónaco y dos buenas campañas con el Metz antes de llegar al conjunto monegasco le sitúan como uno de los centrocampistas a seguir en la liga francesa que arrancó ayer. Formado en la fastuosa Generation Foot, en Senegal, es otro de los argumentos para que el Mónaco, al igual que pasa con el Marsella, se acerquen este curso mucho más a un PSG sin Mbappé. Así debería ser.

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