Negreira: Año II
Los árbitros dan la nota. Cornellà, Bernabéu y El Sadar. Ante el Espanyol, en el derbi y en el esperpento vivido hoy en Pamplona. Tres arbitrajes deleznables, unidireccionales, tendenciosos, vengativos y empeñados en devolver la respiración asistida a una Liga que hasta el escándalo de Cornellà tenía claro color blanco (la tropa de Ancelotti sacaba siete puntos al Barça y cuatro al Atleti, que han volado de un plumazo). Ya imagino que la dura nota emitida por el Madrid ha puesto en guardia a todo el colectivo arbitral, cuyos componentes cobran un pastizal por hacer, especialmente esta temporada, un trabajo tan desastroso que en cualquier empresa privada seria provocaría un expediente laboral por mal desempeño y por ser contumaces en errar un día sí y otro también. Lo de Munuera Montero y Trujillo Suárez (este en el VAR) ha sido de película de terror en el eléctrico duelo ante el combativo Osasuna. El Madrid sufrió en el primer tiempo tres jugadas dentro del área rojilla, especialmente un derribo inobjetable sobre Vinicius, que no mereció siquiera una llamada preventiva del VAR. Debió pensar Trujillo que si intentaba hacer bien su trabajo el Madrid sentenciaba el partido y que eso reforzaría a los autores de la nota de marras. Y venganza consumada con la llamada a Munuera por el penalti residual de Camavinga. El balón ya había salido de la bota de Budimir y por la inercia, con la jugada acabada, el francés pisa al croata sin mayor incidencia. Trujillo vio petróleo y se frotó las manos. Y Munuera le siguió la corriente y pitó penalti. Dos puntos menos para el Madrid. Misión cumplida.
Negreira existe. Y no he hablado de las tres amarillas perdonadas a Juan Cruz, Herrando y Areso en el primer acto, tras dos agarrones sin balón a Mbappé cuando se iba en solitario con peligro de gol, y un empujón alevoso a Fran García, que se empotró contra la valla publicitaria. Por el camino, Munuera se vino arriba y sacó roja directa a Bellingham por decirle fuck off, que viene a ser “no me jodas”. Munuera, que debe de ser que en verano ha ido a Oxford y Harvard para mejorar su inglés, lo cambió por “fuck you” (que te jodan). Qué fácil es pitarle ahora al Madrid, con una denuncia por medio suscrita por todos los clubes. Un ‘todos contra el Madrid’ con fisuras, como se ha visto con la nota del Alavés quejándose amargamente por el trato arbitral que sufre. Y todo esto ocurre en el día en el que se cumplen dos años de la irrupción del ‘Escándalo Negreira’, descubierto por mis compañeros de SER Barcelona. Tiene retranca que en el segundo aniversario de un escándalo que ha sonrojado al mundo entero se vea otro arbitraje tan empeñado en evitar como sea el triunfo del Madrid. Es una manera de decir: “¿No queréis té? Pues toma dos tazas”. La sombra de Negreira sigue siendo alargada y en los juzgados ya nadie habla del tema. El Madrid se siente maltratado y con razón. Te pasas 17 años pagando 8,4 millones de euros al vicepresidente del Comité Técnico de Árbitros y la vida sigue igual. Y tú haces una nota de queja y te cae la ira de los dioses del fútbol. Un dato explica una realidad que los deja a todos en evidencia. Desde 2014, el Madrid ha conquistado 6 Champions... y solo 4 Ligas. No haré más preguntas, señoría.
El partido. El encuentro, hasta que arrancó el festival de Munuera y Trujillo, nos mostró un Madrid atrevido, ofensivo y valiente que sometió a Osasuna hasta que llegó la roja a Bellingham. Un golazo de Mbappé (el 25º del curso) hizo justicia. Y tras el 1-1 de Budimir por el penalti residual el Madrid, y pese a jugar con diez desde el 39′, buscó con ímpetu el triunfo, con un Vinicius excelso. Por cierto, la parte radical de la grada deseó su muerte y la de Asencio. Pero Munuera estaba más pendiente de Jude Bellingham...