Nadal y Alcaraz, por el número uno
Rafa Nadal vuelve a la competición oficial casi dos meses después de su última presencia en el US Open, con un pequeño inciso en el camino para despedir a Roger Federer. El español regresa en plaza grande, París-Bercy, frente a un rival complicado, Tommy Paul. Será su estreno desde que fue padre. Ya veremos cómo le sientan ambas cosas en la pista: la ausencia y la paternidad. Rafa retorna con un doble desafío, dos títulos que no figuran en su denso palmarés: el Masters 1.000 francés y las ATP Finals. A la lista sería lícito añadir un tercer reto, pero el propio Nadal lo ha relegado a un segundo plano en la rueda de prensa previa: “Que quede una cosa clara, ya no peleo por el número uno, sólo lucho para ser competitivo en los torneos que disputo”. El propósito no es nuevo en el ideario del balear, que hace tiempo que repite la misma frase. A sus 36 años y con su historial de lesiones, Nadal prefiere centrarse en objetivos más cercanos, en lugar de buscar una meta que ya ha cumplido, y que necesita de largos periodos de regularidad para reeditarla.
La frase ha tenido más repercusión esta vez porque objetivamente sí puede conseguirlo, después de un curso en el que ha conquistado dos títulos de Grand Slam, el Open de Australia y Roland Garros, pero sobre todo porque ha aterrizado en París como el único jugador que le puede quitar ese número uno en este evento a Carlos Alcaraz, que también sale este miércoles a escena. Al murciano le vale con llegar a los cuartos para salir de Bercy como líder mundial, pero, si cae antes, Nadal podría arrebatarle ese privilegio, siempre que gane el torneo. No es una ecuación fácil, pero existe. Después, en las ATP Finals, sí podrían inmiscuirse más rivales en la puja, como Daniil Medvedev, Casper Ruud y Stefanos Tsitsipas. La corona de final de año no se decidirá hasta entonces en Turín. Y Nadal, que ya la ha logrado en cinco ocasiones, se encuentra en el centro de la batalla… aunque su guerra sea otra.