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MotoGP necesita carisma

Las motos de la temporada 2023 ya ruedan en el circuito malayo de Sepang en los primeros test oficiales del año. Es el punto de arranque de un Campeonato del Mundo que se estrenará dentro de un mes y medio, el 26 de marzo, en Portimao. El calendario acoge un total de 21 citas, que en realidad se convertirán en 42, porque la gran novedad de esta campaña es la incorporación de los esprints, al estilo de lo que ha hecho la Fórmula 1, aunque, a diferencia de los coches, se disputarán todos los sábados previos, para no hacer distinciones entre las sedes. Dorna busca mejorar el espectáculo, aumentar el interés de la competición, atraer a más público. Doblar la apuesta cada fin de semana es una buena forma de intentarlo.

El Mundial ha encadenado tres campeones, Joan Mir, Fabio Quartararo y Francesco Bagnaia, que no han conseguido calar en el aficionado. Si acaso, Quartararo sí lo ha hecho en Francia, pero menos a nivel global. No hay que asombrarse por ello. Los nuevos dominadores de MotoGP tienen complicado igualar el atractivo de dos campeonísimos que han marcado época, y que incluso coincidieron con una relación polémica, como son Valentino Rossi y Marc Márquez, quienes a su vez han rivalizado con otros pilotos con tirón como Biaggi, Stoner, Pedrosa, Lorenzo... No sabemos si Márquez ha dicho su última palabra, pero mientras esperamos el regreso del ídolo, la nueva generación ya ha dado el salto a las alturas, sin lograr enganchar al espectador tanto como sus predecesores. Carmelo Ezpeleta, el máximo responsable del Campeonato, reconocía esta situación como un problema, en una reciente entrevista en AS, pero a la par pretende poner “la salsa” para elevar la popularidad de los nuevos líderes. MotoGP necesita el carisma perdido. Si vuelve Marc, la cosa es más fácil. Si no, hay que vivir nuevas rivalidades. 2023 puede ser el año. O no.