Mística, cañones y cañoneros
Una vez más, regresa el protocolo de la remontada, la mística a la que se agarran el equipo y el madridismo para resolver una situación crítica.
Los cañoneros (gunners) del Arsenal lo son desde 1883, cuando se fundó el club en el sureste de Londres, adherido a la fábrica Woolwich de armamento. No perdieron su apodo en el traslado a Highbury, al norte de la ciudad, en 1913, el año de su último descenso a la Segunda División, a la que regresó después de la Primera Guerra Mundial (1914-1918). Sólo el Everton, sí este Everton tambaleante en los últimos años, ha permanecido más temporadas consecutivas en la máxima categoría del fútbol inglés.
Desde entonces han cambiado de campo en una ocasión. Abandonaron su precioso estadio art decó por uno moderno, denominado Emirates por intereses corporativos y situado a escasos metros del mítico Highbury. Equipo con mucha historia, crucial en la evolución del fútbol a través de la famosa táctica WM que ideó Herb Chapman en los años 30. Ha ganado 13 campeonatos de Liga y 14 ediciones de la Copa inglesa.
Sus capitanes nunca han levantado la Copa de Europa. Buscan romper el maleficio esta temporada. El Arsenal llega al Bernabéu con tres goles de ventaja. A los cañoneros les toca ahora defenderse de los cañones del Real Madrid.
Una vez más, regresa el protocolo de la remontada, la mística a la que se agarra el equipo y el madridismo para resolver una situación crítica. El Madrid ha protagonizado unas cuantas, la inmensa mayoría en el Bernabéu. Guarda sus milagros para los partidos en su casa. Rara ha sido la eliminatoria decisiva, contra rivales de tronío, que no se ha decidido en el Bernabéu, escenario de la espectacular saga de victorias contra el PSG, Chelsea y Manchester City hace dos años. O contra el Bayern el pasado año, partido resuelto con dos goles de última hora de Joselu. Hasta en sus derrotas, cómo olvidar el 1-3 con la Juve y el penalti que forzó Lucas Vázquez en el último minuto del partido y salvó al equipo de un incendio colosal.
Por no mirar más atrás aún, todos estos casos desembocaron en tres títulos de campeón de Europa. Mañana le espera un triple salto mortal con tirabuzón. El Madrid nunca llegó con tres goles de desventaja a cualquiera de las célebres eliminatorias reseñadas. Se trata de subir aún más la apuesta por la mística. Cañones no le falta. Vinicius, Bellingham y Mbappé figuraron el pasado año entre los mejores cinco jugadores del mundo, según la votación del Balón de Oro. Los tres son jugadores de ataque, asociados al gol. Se podría hablar de una garantía que pocos equipos tienen.
En una de las noches locas del Bernabéu, el Madrid dispone de la clase de jugadores que rompen partidos y acaban con cualquier idea de la ortodoxia. En general, la respuesta de sus rivales es temerosa. Pueden jugar bien, hasta muy bien, adelantarse en el marcador y sentirse cómodos, pero tantas veces han sido víctimas del estupor que un gol del Madrid provoca terror y desplome en los rivales.
El Madrid no ha ganado un partido por más de dos goles desde el 29 de enero (0-3 en Brest, último partido de la fase de clasificación de la Liga de Campeones). Desde entonces ha disputado 18 partidos sin alcanzar la distancia de goles que necesitaría hoy para igualar o superar al Arsenal. Todo indica que a la confianza del Madrid en las fuerzas telúricas que, por lo visto, gobiernan tan favorablemente su destino, se opondrá el grado de personalidad que demuestre el Arsenal en un escenario donde la confianza de los rivales se evapora a la velocidad de la luz cuando el partido entra en ebullición. Por si acaso, además de los tres goles, el Arsenal demostró en Londres madurez, excelente organización y oportunismo. No dio, además, señales de ingenuidad, condición necesaria para afrontar el partido del Bernabéu.
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