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Bellingham es joven, alto y fuerte. Acaba de ganar su primera Copa de Europa, lleva el 10 de Inglaterra y es la estrella del Real Madrid. Le dan como favorito para ganar el Balón de Oro. Es el chico del momento. La cámara le quiere. Pero hay algo que no sé si le podré perdonar: haber puesto de moda llevar las medias agujereadas por detrás.

Todos hemos tomado cuestionables decisiones estéticas en nuestra juventud. Especialmente jugando al fútbol (yo una vez lucí una ridícula tirita nasal). Pero esto tiene que parar. Ha llegado demasiado lejos. Pudimos observar durante el Inglaterra–Serbia a varios compañeros de su selección, como Saka o Conor Gallagher, llevando las medias igual que él: rotas y agujereadas por la parte posterior, arruinando el impecable uniforme de Inglaterra (al que se le llama uniforme por algo). Pero tampoco se les puede culpar. Si yo fuera testigo presencial de la evolución de Bellingham estos tres últimos años, desde la Eurocopa de 2021 hasta la actual, creo que no dudaría en copiar al de Birmingham en todo lo posible para intentar dar con la piedra filosofal, con el secreto de su éxito. Desde la rutina de calentamiento hasta su champú.

Pero lo de llevar las medias con esos extraños agujeros, que parecen círculos en los cultivos hechos por extraterrestres, resulta duro de ver. Iría a la guerra junto a Jude, pero nunca a comprar calcetines. Es mi línea roja. No tiene base científica, es estéticamente atroz y no dejo de pensar que un perro ha sido el culpable de semejante destrozo. Puede ser la peor moda desde el corte de pelo en forma de visera de Ronaldo Nazario en el Mundial de Corea y Japón. La primera persona a la que vi jugando con las medias agujereadas fue a Gareth Bale. Su función, decían, era aliviar la presión en la zona del sóleo. El galés, que nunca se caracterizó por su brillante toma de decisiones, se rompía tantas veces que era hasta normal que ya empezara a confiar en este tipo de magufadas y placebos. Tiempos desesperados, medi(d)as desesperadas.

Lo sorprendente del caso es que Adidas no haya diseñado unas medias especiales para Bellingham, con un toque más profesional. Si hicieron unas Predator con escamas para dar efecto a la pelota, no creo que esto les deba suponer un gran reto en el laboratorio. La marca alemana le ha dedicado un anuncio muy bonito a Bellingham para la Eurocopa, pero luego le tienen zurciendo medias en el vestuario como si estuviera en La Retoucherie. Supongo que también habrá algo de superstición en hacer él mismo el proceso, como le ocurría a Casillas con las mangas o a Kroos cortando y quemando los herretes de sus cordones. Los rituales son los rituales.

Lo peor es que al final me va a convencer y voy a terminar llevando los calcetines con rotos, para descomprimir el sóleo. Soy demasiado influenciable. Y me gusta mucho ver jugar a Bellingham. Su fútbol sí que no tiene agujeros.

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