Mbappé, no lo dudes: ¡Quédate!

Este eterno enamorado del Real Madrid que lleva toda su vida haciendo lo posible por no encontrarse jamás con su amada (sí, hablo de Kylian Mbappé), se esmeró mucho en escenificar ante los ultras del PSG su gol de la redención en el regreso a la camiseta de los barrotes de oro. “¡Nos quedamos aquí!”. Pues nada, chico. No te cortes. Si tanto te excita marcar un gol de penalti con el equipo que no ha sido capaz de darte en seis años una sola Champions (por supuesto, tampoco un Balón de Oro), si prefieres seguir al servicio de los que te han tenido apartado de la gira asiática acusándote de desleal, si optas por abrazarte al tal Al Khelaïfi que se atrevió a amenazarte el 5 de julio desterrándote al campo de los llamados ‘indeseables’, pues tú mismo, chaval.

Hay gente que no tiene precio (Modric, Kroos, Bellingham, Vini, Rodrygo...), que se hacen célebres por renunciar a mucho dinero con tal de ver cumplidos sus anhelos personales y profesionales. El dinero es un medio en sus gozosas existencias, no un fin. Hay otra gente, cuyo ranking lideras tú, querido Kylian, que eres incapaz de dar dos pasos en tu vida sin echar mano de la calculadora y de la caja registradora. Desconozco qué se puede hacer con 24 años que necesite tanta cantidad más de dinero. Yo, a tu edad, hice lo que me dio la real gana y fui muy feliz con una simple nómina. Quédate.