Madrid y Barça dibujan una Liga de dos
Mini-crisis. El primer supersábado preeuropeo de la temporada fue revelador. Aunque no vayan más que cuatro partidos, Madrid y Barça dibujan una Liga de dos porque lucen vigorosos mientras los outsiders de los últimos años están en sus cosas. El Sevilla es estos días un totum revolotum. A principios de septiembre, ya está sobre la mesa la espinosa cuestión de Lopetegui. Monchi decidió mantenerlo este verano aunque muchas voces del entorno consideraban agotada la relación. Nadie se atrevió a dar el paso del divorcio y hasta hubo algún regalo de reconciliación como Isco, pero hay muchos jugadores que vienen de lesiones largas, otros están fuera de forma (el mismo Isco, Dolberg o Januzaj han llegado tarde) y las bajas de Diego Carlos y Koundé, dos de las piezas del triángulo de seguridad que ganó aquella memorable Europa League, se fueron. El otro vértice, Fernando, ya tiene 35 años. Rakitic (34), el Papu y Navas (35) también se hacen mayores. El otro gran competidor de la última década es el Atlético de Simeone, que escurre y silencia como puede el caso Griezmann. Pero eso es muy difícil, porque es escabroso. Simeone ya se ha posicionado, él es un hombre de club. El silencio del jugador, que es suplente por pura política de empresa, es más extraño.
Felices. Mientras, Madird y Barça son felices con lo suyo. El campeón, que ya demostró la temporada pasada una fiabilidad en la Liga que no acostumbraba, fuera campeón o no, en los últimos años, tiene nuevos registros. Ancelotti empieza a sentir que, para darle más energía al equipo, ya no es obligatorio mantener a la vez en el campo dos violines, Modric y Kroos. Los puede mezclar con dos cañeros, Camavinga y Valverde, y otro con un embrujo especial, Ceballos. Tchouameni también le sube las pulsaciones a un equipo en el que Vinicius y Rodrygo, aquellos fichajes preventivos que el Madrid hizo adelantando un buen dinero pero anticipándose a los clubes-estado, han resultado un éxito. Vinicius es un martillo. Rodrygo tiene otro encanto. Cada vez que pasa por el área, caza. El Barça respondió a la victoria del Madrid con un 0-3 inapelable contra el herido Sevilla. Muy lejos de su eterno rival el año pasado, ahora tiene un arsenal para echarse las manos a la cabeza. Y ha fichado un futbolista superior, Lewandowski. Dijo Xavi el viernes que la composición final de su plantilla se había quedado entre el mejor de los escenarios posibles y uno intermedio. Pero por mucho que también soñase con Bernardo Silva, esa plantilla sólo tiene un rival y una meta posible. Se dibuja una Liga de dos.