Luka, presente y futuro del Real Madrid

Sentimiento croata.- Si me permitiesen dejar que una porción de mi corazón rojigualdo (amo a mi país con orgullo) abra otra ventana identitaria, me pediría ser también un poquito croata. Y no solo porque me encante su camiseta ajedrezada. La culpa la tiene un tipo que tiene la altura de mi añorado Juanito y un talento descomunal que alumbra el Bernabéu cada vez que asoma su cuerpo menudo con el ‘10′ a la espalda. Luka Modric es un magisterio con botas que conviene querer y respetar hasta el fin de los días. Es difícil imaginar un Madrid sin el genio de Zadar. De hecho, su yogur sigue en perfecto estado y me atrevo a decir que el club está obligado, moral y futbolísticamente, a darle un año más de contrato porque sus prestaciones en el campo siguen estando a la altura de un crack. Luka no sigue jugando de titular, como hoy ante el Girona, por lo que fue, sino por lo que sigue siendo. Modric es un director de juego impecable, es solidario en el repliegue defensivo, ve luz donde otros solo contemplan penumbra... La afición lo adora porque cada vez que salta al verde del santuario de La Castellana nos deleita con sus genialidades y su compromiso innegociable. Él es el presente y el futuro. Y si alguien lo duda, grábense en su videoteca particular el golazo que firmó antes del descanso. Su control de pecho y su zambombazo a la escuadra de la guarida del Girona puso en pie el Bernabéu, que estalló de gozo ante la joya que le había regalado su capitán. Un gol de bandera, como se decía en los viejos tiempos. Lo celebró con una felicidad infinita. Luka es un capitán con todos los honores, un lujo para los valores sagrados del Real Madrid. Luka, hasta que tú quieras.

Vini, explosivo.- La ausencia forzosa de Bellingham, que estaba happy en la grada junto a su novia, permitió a Vinicius acaparar más protagonismo por su banda favorita, esa autopista hacia el cielo que convierte el carril izquierdo del Bernabéu en un parque temático cada vez que el brasileño coge la pelota. Esa manera de percutir una y otra vez, desbordando rivales como si fuesen conos de plástico, apurando la línea de fondo con una facilidad que asusta y generando tanto peligro en cada arrancada que debe ser un tormento para las zagas rivales. Acaban hartas de achicar agua cada vez que decide lanzarse al monte. Esa intensidad de Vini permite a Rodrygo y Mbappé jugar con menos ataduras para lucir sus galas, pero ante la tropa de Míchel el carioca se apoderó de la escena y tuvo el premio merecido firmando el 2-0 que precintó el triunfo. Eso sí, contó con la alianza de Kylian con una pared y un pase de categoría. Esta sociedad será ilimitada...

Welcome Alaba.- La titularidad del austriaco después de tantos meses (34) sin serlo fue la mejor noticia de la previa. Alaba ha pasado un calvario que han valorado Ancelotti y sus compañeros de vestuario, felices con el regreso del káiser al eje de la zaga. El camino será largo todavía (no creo que le veamos de inicio ahora en los grandes días), pero lo importante es que demostró estar bien tras 73 minutos donde no exhibió dudas ni fisuras. Bien por ti, David.

Colíderes antes del maratón.- Como quien no quiere la cosa, el Madrid ha cerrado la semana encumbrándose ante el City y ajustando su coliderato ante la que se avecina. En las dos próximas semanas esperan cuatro partidos de aúpa. Real Sociedad en Anoeta (Copa), Betis en el Villamarín (Liga), Atleti del Cholo en Champions (ida en el Bernabéu), Rayo también en Chamartín (Liga) y de nuevo contra los rojiblancos en el Metropolitano (Champions). “Podremos con todo”, como me dicen los madridistas llegados hoy desde Tanzania (grande Damas Daniel Ndunbaro). Y va por ti, papá. Dos años sin ti... pero contigo.

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