OPINIÓN

Luis Enrique acumula nostálgicos

Nostálgicos de su método, disciplina física y agilidad táctica.

Paris Saint-Germain's Spanish coach Luis Enrique celebrates his team's victory at the end of the UEFA Champions League last 16 second leg football match between Real Sociedad and Paris Saint-Germain (PSG) at the Anoeta stadium in San Sebastian on March 5, 2024. (Photo by FRANCK FIFE / AFP)
FRANCK FIFE | AFP
Juan Jiménez
Redactor jefe de AS. Fue colaborador en AS (2000-04) y, después de pasar por Málaga Hoy, regresó como jefe de Sección en Málaga. Delegado de Andalucía entre 2009 y 2012, colaboró en la integración digital-papel de AS en Madrid. Cubre la información del Barça y la Selección de baloncesto. Tres Juegos Olímpicos. Colaborador de SER, Canal Sur y Gol.
Actualizado a

Noticias relacionadas

El deseado. Mientras en Madrid los ojos se marcharon a Mbappé por motivos obvios el pasado martes en Donosti, la mirada del 1-2 del PSG fue distinta en Barcelona. En estos días de búsqueda de entrenador, Luis Enrique es un personaje que pese a su capacidad, pretendida por él mismo si se siente amenazado, para mantener alto el listón de la tensión, acumula nostálgicos. Nostálgicos del último triplete, de su personalidad para mantenerse firme ante grandes estrellas. Nostálgicos de su método, disciplina física y agilidad táctica. La que le permitió, por ejemplo, convencer a Dembélé de que, sin ser su mejor virtud, desnudase entre líneas el entramado defensivo de la Real. El Barça ya ha pensado un par de veces en su regreso. La primera, cuando la era Valverde tocaba su fin. El técnico había decidido cesar su actividad profesional con la Selección por asuntos personales y nadie se atrevió a llamarlo. Laporta también lo ha tenido en mente desde que volvió a la presidencia, pero los tiempos no han coincidido. Para cuando Koeman fue destituido, el asturiano estaba en pleno camino al Mundial de Qatar. La SER desveló esta semana que es el entrenador preferido de Deco. En eso, coincide con Laporta. Luis Enrique es un entrenador audaz, perfeccionista y, a sus 53 años y en forma, todavía con la gasolina y el hambre necesarios como para terminar de hacer crecer a chavales como Pedri, Gavi y Balde (a los tres los hizo debutar en la Selección), Cubarsí o Lamine.

El freno. El PSG ya ha demostrado ser un mal compañero de viaje cuando se le quiere tocar algo que aprecia y, en este caso, Al Khelaifi ha encontrado al fin un entrenador que no se ha arrugado con su vedette y está sabiendo cultivar una cultura de esfuerzo y equipo, algo insólito en el PSG del emirato. Aunque Laporta va con todo, las opciones de que Luis Enrique regrese son mínimas. El exseleccionador suele respetar sus contratos, se le ve cómodo en el puesto; y, en caso de que alguien le tocase la fibra sensible, encontraría una resistencia feroz en París donde, además, se da por hecho que seguirá. El partido del martes, sin embargo, le devolvió a Laporta sentimientos a flor de piel. Sabe que con la elección del entrenador se juega las pocas opciones que tiene de ser reelegido en 2026. De Zerbi, Motta o Flick le dicen muy poco a una afición que ha soplado las velas del tercer año de su segundo mandato decepcionada con una gestión que le dejó sin el final de Messi y todavía no le ha traído el fin de la “degradación de una etapa gloriosa” que prometió hace tres años.

Inicia sesión para seguir leyendo

Sólo con tener una cuenta puedes leer este artículo. Es gratis
Gracias por leer
Etiquetado en:
Comentarios
Normas

Rellene su nombre y apellidos para comentar

Te recomendamos en Opinión

Productos recomendados