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Carlos de las Heras

Los Mundiales de fútbol de 2030 y 2034 ya se juegan en los despachos

A pesar de la proximidad de la Eurocopa, hay otros torneos internacionales que también están a punto de comenzar, al menos en los despachos: los mundiales de España, Marruecos y Portugal en 2030, y el de Arabia Saudí en 2034. Aún queda mucho para que ruede el balón, pero se espera que en las próximas semanas, estos países, aún aspirantes, entreguen candidaturas detalladas, incluidas estrategias de derechos humanos, que FIFA evaluará para confirmar a los anfitriones en diciembre.

Se da por hecho que los cuatro candidatos serán quienes organicen el mayor evento del mundo del fútbol en los próximos años, ya que son los únicos que han presentado sus credenciales. Esto significa que, a priori, no tienen rival. Pero como muchas veces en el mundo del deporte, su peor rival son ellos mismos. No es fácil organizar un Mundial que pase a la historia no sólo por el fútbol. Hoy en día toda la afición asocia el Mundial de Qatar 2022 con la imagen de Messi levantando el trofeo... y con la muerte de miles de trabajadores migrantes, que se dejaron la vida en el camino.

El reto para los candidatos es enorme: Tanto en España, como en Marruecos y Portugal, existen riesgos que deben ser afrontados antes de que sea tarde. El año pasado, trabajadores de la ampliación del Camp Nou denunciaron abusos y robo de salarios. En Marruecos, donde se está construyendo un estadio para 115.000 personas, aún no existen leyes sobre seguridad en el trabajo. Otro rival al que deben enfrentarse los candidatos es la discriminación racial. Futbolistas como Vinícius Jr. o los hermanos Williams en España, Moussa Marega en Portugal o Chancel Mbemba en Marruecos han sido objeto de racismo en los estadios.

En el caso de Arabia Saudí, su historial es terrible: mujeres tratadas como ciudadanas de segunda división, centenares de ejecuciones cada año e incluso aficionados condenados a prisión: así pasó en enero, cuando 150 seguidores del Al Safa, de la primera división saudí, fueron citados e interrogados pocos días después de un partido de su equipo contra el Al Bukayriyah FC. De ser declarados culpables podrían enfrentarse a penas de hasta cinco años de cárcel. ¿El delito? Entonar cánticos religiosos durante el encuentro. Para limpiar esta imagen, en los últimos años Arabia Saudí está gastando miles de millones atrayendo estrellas del fútbol, como Cristiano Ronaldo o Benzemá, y de otras disciplinas deportivas como Rafael Nadal o Jon Rahm, organizando torneos como la Supercopa de España o el Rally Dakar en lo que se llama sportwashing.

La historia muestra que la Copa Mundial de fútbol puede ser un ejemplo de dignidad o de explotación, de inclusión o de discriminación, de libertad o de represión, por lo que la decisión de la FIFA a la hora de conceder el derecho a organizar los torneos de 2030 y 2034 es una de las más trascendentales que puede llegar a tomar una organización deportiva. Y ese partido empieza ya con el resultado en contra: toca remontar.

Carlos de las Heras es el responsable de Deporte y Derechos Humanos en Amnistía Internacional España.

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